Un día como hoy, hace 134 años, otro tiempo, otras circunstancias pero dando ejemplo de fortaleza y coraje por defender lo que les pertenecía. Una lección que el tiempo no ha logrado borrar en torno al Señor Sepultado de Santo Domingo.
Todo transcurría con normalidad aquel jueves santo 29 de marzo de 1888, Jesús de Candelaria recorría las calles y en los templos católicos se desarrollaban las ceremonias propias de la época, sin embargo una noticia alteraría el ambiente: el gobierno prohibió el Preste (presencia de sacerdotes con ornamentos de rito) en las procesiones.
Ante tal situación, el presidente de la hermandad del Señor Sepultado de Santo Domingo, fray Julián Raymundo Jacinto y Riveiro convoca de urgencia a la junta directiva la noche de ese jueves y se toma la decisión de no sacar la procesión como muestra de inconformidad ante la orden gubernamental.
La noticia de que el Señor Sepultado de Santo Domingo no iba a salir
La noticia corrió como pólvora por la ciudad, el santo entierro de Santo Domingo no saldría a la calle el Viernes santo.
«La gente acudió a la iglesia de Santo Domingo y se llenó la iglesia y la plazuela. La policía instó varias veces para que saliera la procesión pero no lo consiguió. El R.P Riveiro rezaba en el pulpito el santo rosario de quince misterios cuando rompieron la verja de la capilla del Señor Sepultado de Santo Domingo y sacaron a la imagen a la calle.
El P. Riveiro protestó desde el pulpito en el momento que sacaron al Señor Sepultado de Santo Domingo contra semejante abuso»
Fernandez Concha, Liber aureus, 1906
La procesión volvió al templo en el mas absoluto orden, los miembros de la hermandad del Señor Sepultado de Santo Domingo no dejaron que se cumpliera la orden de fray Julián Raymundo Jacinto y Riveiro pues sabían que si dejaba de salir ese año, podría dejar de salir para siempre.
Fray Julián jamás olvidó esa acción y, contrario a lo que pudiera pensarse, siendo ya arzobispo de Guatemala no contempló realizar el acto de consagración al Cristo del amor, por el contrario decidió consagrar a Jesús de Candelaria, sus razones habrá tenido.
Aporte de: Dr. Edwin García, colaborador especial para Cucurucho en Guatemala.