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Las 14 estrofas del Poema de Miguel Ángel Asturias a Jesús de Candelaria

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Este es el poema de Miguel Ángel Asturias a Jesús de Candelaria. Miguel A. Asturias, premio nobel de literatura fue muy devoto a Cristo Rey, el amor a esta imagen, le hizo varios regalos, entre ellos una túnica morada; pero también utilizó lo que mejor hacía: un Poema. 

Te compartimos las letras, que seguramente, como al señor Miguel Ángel Asturias, te han de enamorar de Jesús de Candelaria:

Poema de Miguel Ángel Asturias a Jesús de Candelaria

Poema de Miguel Ángel Asturias a Jesús de Candelaria

Sombra de corazón de la amargura
a tu rostro que aviva pulso cárdeno,
lirio inclinado bajo el viento, pesa
la cruz del viento.

Tu rodilla sin fuerza es como cera
que se derrite al sol, se ve en la túnica,
lirio inclinado bajo el viento, pesa
la cruz del viento.

Del entrecejo, hendido por los juncos
de la tribulación, hasta los pómulos
se afila tu nariz de asfixia, falta
a tu lengua el aire.

Y la sal en granitos de tus dientes
es mas sed en tu boca que abre tímida
ayuda tu alentar de nada, falta
a tu lengua aire.

Nube de acabamiento da a tus ojos
frio de muerte que reduce a tempano
tu mirar, y no miras, te derramas
agua de llanto.

La tortura va desmayando dentro
de ti palomas negras y tus tímpanos
reventados no oyen, te derramas
agua llanto.

Menguante de tu sien que medra y pugna
bajo el pelo lluvioso, con el pálpito
hundido, te busca y no te encuentra
en tus sentidos.

Flexible y anillada, tu palabra,
cintura en movimiento, como el cálamo
del cetro quedo rota y no te encuentra
en tus sentidos.

¡Gusano de escarlata el astro labio
de Dios y labio de los hombres! ¡Cáñamo
perfumado el que ahora suda gota
de moribundo!.

El cáliz del vacío no se aparta
de tus fauces sedientas y el liquido
de tu sangre lo desborda, vino
de moribundo.

La cadena encendida de las dalias
te ciñe en la penumbra de los parpados
a la desolación de la primera
horas de espinas.

Y en la llaga morena de tu aliento,
el espacio quemado de la anémona,
deja sitio a tu cuerpo en la postrera
horas de espinas.

El latón fino de tu pie en el suelo,
alianza sin sandalia con lo mínimo,
abre el camino de la cruz que ahora
es salvavidas.

Y la raíz en lucha de tus manos
retuerce como garfios sus diez pálidos
dedos asidos al madero que ahora
es salvavidas.

Poema de Miguel Ángel Asturias a Jesús de Candelaria
Poema de Miguel Ángel Asturias a Jesús de Candelaria. Foto: Mario Hernández.
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