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El Poema a la Virgen del Rosario de Miguel Ángel Asturias de 1941

Hermosas letras que compusieron un grandioso poema a la Virgen del Rosario de Miguel Ángel Asturias, de donde salió la inspiración para el mensaje en el mes del Rosario 2020.

Al ser proclamada como Patrona de la República de Guatemala en el siglo XIX, la Virgen del Rosario fue inspiración de muchas personas, y tenía que ser el premio nobel Miguel Ángel Asturias.

El poema tiene elementos de nuestros pueblos originarios y la fusión que tienen con la devoción a la imagen de la Virgen del Rosario venerada en la Parroquia de Santo Domingo.

Este es el poema a la Virgen del Rosario de Miguel Ángel Asturias:

«Loas a Santa María del Rosario»

En las hojas del maíz, espadas que hablan maya,
mi canto, y en manos de tus Ángeles,
la espada de la noche que es un sólo lucero en el alba.

En las hojas del izote, puñales que hablan mame,
mi canto, y en tu corazón de Madre, los puñales del hijo,
niño que es un solo Dios en tus brazos.

¡Oh Celeste trabajo de cantarte en Octubre!

El oso colmenero de tu gracia y tus mieles
te alza a ver y se vuelve su sandalia de cera,
y las manchas de oro del jaguar dan querubes,

Y la brújula en gozos de agujas de pacaya
apunta hacia lo alto de Verapaz la huella
de nidos que dejaron tus frailes que eran nubes.

¡Oh celeste trabajo de cantarte en Octubre!

En las hojas del maguey, espadas tlascaltecas,
mi canto, y en el resplandor del sol, las espadas canoras
con picos de cenzontle en tus maitines.

En las hojas de la caña de azúcar, altas lanzas
mi canto, y en las varas de tu palio, las lenguas de los cirios
que te hablan del Espíritu Santo.

¡Oh celeste trabajo de cantarte en Octubre!

Los pájaros me traen inocencia de cáscara
para decir tu nombre como los navegantes
o los ciegos, tu nombre que «recrea y enamora».

El grito de la sangre al saltar de la boca abierta
en el pecho de tu hijo ya muerto
con la herida te nombra, al lanzazo te llama…

¡Oh celeste trabajo de cantarte en Octubre!

En las hojas de cocales y palmeras jade
mi canto, y en los arcos de oro de tu templo
tu presencia de flecha con la punta de fuego,

En los pinos, ríos en ataque de serpiente,
mi canto, y en los pinos de humo de los cohetes
plumitas de paloma, mensajera ceniza…

¡Oh celeste trabajo de cantarte en Octubre!

En el cielo das ángeles, en la tierra das flores,
en el fuego das santos y en la piedra y el agua,
los sillares para la ciudad del fiel encuentro.

Bullicio constelado sangraban los corderos,
divino pan de trigo sin el que vive muerta
la carne en soledad de colección de sellos.

¡Oh celeste trabajo de cantarte en Octubre!

¿Cuántas leguas de cielo te formaron el manto
con los gozos del agua que es metal de sereno,
la inocencia del aire y azulejos en vuelo?

Ser espuma una hora, ser alondra un minuto,
y llevarte en los hombros de marea en marea,
y llevarte en las alas de segundo en segundo.

¡Oh celeste trabajo de cantarte en Octubre!

Humaniza tu rostro tu color de morena, entre nardo y aceite,
Mayordoma de plata con aretes dormidos de luciérnagas castas.
Párpados quitasoles que por dentro son ámbar
dan tierra a tus pupilas y rocíeles de argento aurora a tus mejillas, Mayordoma de plata…

¡Oh celeste trabajo de cantarte en Octubre!

Tu cabello de sombra en oscuros racimos parra
es de tus hombros bajo velo de luna
y corona que imanta cada vez más estrellas.

¡Alabastro con ojos! ¡Azucena con manos!
¡Cristal por el que pasa la luz y queda intacto!
Fuiste madre, Sen?ora, sin dejar de ser Virgen.

¡Oh celeste trabajo de cantarte en Octubre!

Esposa del Espíritu, la leche de tus senos es campana del Ángelus.
Cuidado se deshoja tu Niño de Azaleas, cuidado se despierta…

Cuidado se deshoja tu Niño de Azaleas,
el que bordo? de rosas áureas
la primavera nevada de tu liviana túnica de seda.

¡Oh celeste trabajo de cantarte en Octubre!

En las hojas del bananal, banderas del mar
mi canto, y en las loas los mandobles tajantes
de espadones plateados entre el Diablo y el Angel.

En las hojas del llano, orejitas al viento,
mi canto, y en las coronitas de las guayabas agrias,
tu corona real en cuentas de rosario.

¡Oh celeste trabajo de cantarte en Octubre!

Víspera de que salgas con la aurora, plenilunio de Arcángeles te vela,
Giradlos porque sigues a Dios, como el girasol al sol, por todas partes.
Víspera que salgas con la aurora, serafines de nácares dormidos te velan.
Los rosales son relojes de rosas que señalan tu aurora.

¡Oh celeste trabajo de cantarte en Octubre!

Castillo de la boca en que la puente lengua es levantada.
Fuera el mundo. Mi u?ltimo canto para ti? que oyes hablar cuando la lengua calla.

El alma ofrece su mudez desnuda. Oferta que modulan los pa?rpados sin ruido.
Y espejo de esa voz tu rostro que la copia como el agua.

¡Oh celeste trabajo de cantarte en Octubre!

Cepo de oro en el trigal sufre la espiga
que después sufrirá? hasta la muerte
en pan ya convertida. También la vid en negra uva

Saltara? de la carne hecha pedazos ya en sangre convertida,
porque en el dolor del pan y el vino se simboliza el triunfo cristiano de la vida.

¡Oh celeste trabajo de cantarte en Octubre!

Los mares del Levante, estampas de corceles crinados en las costas,
azules en los golfos relinchan cuando pasan galeras de cristianos.

Allá vas, Capitana de invictos estandartes.
Despierto sueña el Papa y te llama Victoria
Dádnosla hoy Santa María de las Victorias…

¡Oh celeste trabajo de cantarte en Octubre!

Estreno del poema a la Virgen del Rosario de Miguel Ángel Asturias

El poema de la Virgen del Rosario de Miguel Ángel Asturias lo declamó personalmente un viernes 31 de octubre de 1941 en la emisión del radioperiódico «Diario al Aire» en el marco del 50 aniversario de la festividad de octubre en la Parroquia de Santo Domingo.

También salió publicado en el periódico «Nuestro Diario» ya extinto por solicitud misma de Miguel Ángel Asturias en ese mismo año.