Por: Stephenie Alvarez
Hace unos años mientras observaba la procesión de Viernes Santo del Templo Recoleto, me fijé en el uniforme de la Hermandad y me di cuenta de un Crucifijo.Me puse a pensar, es el mismo que yo tengo en casa, me invadió la impaciencia y cuando llegué a casa me dirigí a la pared de la cabecera de mi cama, quedé sorprendida: ¡Es exactamente el mismo! un poco mas de antaño, pero el mismo.
Le pregunté a mi mamá, si sabía quién me lo había obsequiado, y ni siquiera se había dado cuenta que yo lo tenía; me sorprendí bastante porque en mi familia no tengo a nadie que sea Cucurucho y mucho menos que esté en alguna hermandad.
Recuerdo tenerlo desde siempre, en algunas fotos cuando tenía como 4 años, mi crucifijo ya existía. Quien me lo obsequió ya tenía conocimiento de que yo iba a seguir en los caminos de esta hermosa Devoción. Lo más seguro que haya sido la abuelita de mi mamá, una gran Devota y miembro de varias hermandades, lo extraño es que ella murió hace 36 años cuando mi mamá tenía 5 años. ¡Ni las luces de mi existencia!
Solamente Dios sabe como fué que llegó a mi, el misterioso Crucifijo y agradezco este Gran Regalo además de la Bendición de ser una Devota y miembro de una hermandad; 36 años después vuelve haber una Devota en la Familia Álvarez.
INFINITAS GRACIAS MI DIOS POR ESTÁ GRAN BENDICIÓN.
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