Apuntes sobre compositoras de marchas fúnebres en Guatemala
Al ver los programas de marchas fúnebres en Guatemala de las procesiones, notaremos que casi todas las composiciones han sido realizadas por hombres.
El acceso de las mujeres al campo de la música en el siglo XIX fue sumamente limitado, no obstante, varias de ellas lograron formarse en diferentes campos del arte y la cultura, aunque no desaparecieron las condiciones de desigualdad de género.
El sistema patriarcal siguió excluyendo a la mujer a pesar del discurso sobre el progreso social que el liberalismo exponía, siendo hasta el proceso revolucionario iniciado en 1944 que las mujeres consiguieron ampliar sus luchas y ganar espacios en todos los ámbitos.
El medio musical académico era mayoritariamente masculino en el periodo de actualización estética de la Semana Santa guatemalteca, correspondiente a finales del siglo XIX y la primera mitad del XX, por lo que durante muchas décadas se encontraron solamente nombres de varones en las programaciones de marchas fúnebres en Guatemala para los cortejos procesionales, siendo una de las primeras excepciones y tal vez la más representativa hasta ahora, Julia Quiñónez, con la marcha Mater Dolorosa, la cual se convirtió en la oficial de la procesión de Jesús Nazareno de los Milagros de la iglesia de San José, el Domingo de Ramos.
1. La Maciste: Julia Quiñonez
A inicios de la década de 1950, Quiñónez, conocida como La Maciste, entregó la composición a la nueva Asociación del Cristo josefino y la calidad de la obra le valió para que se ejecutara a la salida y a la entrada del cortejo. Pero también incidió la influencia política y social de Julia Quiñónez.
Prima hermana de Miguel Ramón Ydígoras Fuentes, La Maciste fue de las más dinámicas activistas de la campaña presidencial de Jorge Ubico Castañeda. Se destacó por sus actividades contrarrevolucionarias y por el apoyo incondicional que le brindó a los liberacionistas durante la campaña anticomunista en contra de los gobiernos de Juan José Arévalo y Jacobo Árbenz Guzmán.
Una muestra de ello la encontramos en la siguiente nota de prensa: “La señora Julia Quiñónez Ydígoras se encuentra asilada en la embajada de México desde el día de ayer. Como se ha informado, la señora Quiñónez se vio comprometida seriamente al ponerse al servicio de los enemigos de la Revolución, provocando disturbios y tratando de levantar a los indios chimaltecos en contra de la Junta Revolucionaria de gobierno.
Su salida del país se efectuará posiblemente mañana. Otros asilados en la misma embajada y cuya salida es también de un momento a otro, todos estaban involucrados en este levantamiento contrarrevolucionario” (Nuestro Diario, 27 de octubre de 1944, p. 5).
La organización de la procesión del Santo Entierro de Santo Domingo también optó por ejecutar la marcha Mater Dolorosa para la Virgen de Soledad. Podemos inferir que esto se debió a que es una marcha fúnebre dedicada al dolor de la Virgen María y muy arraigada en el imaginario tradicional de las marchas fúnebres en Guatemala de la segunda mitad del siglo XX. No obstante, también debe recordarse que entre la Asociación de Jesús Nazareno de los Milagros y la Hermandad del Señor Sepultado de Santo Domingo, a partir del crecimiento de la primera bajo la dirección de don Mario Ruata Asturias, ha existido una estrecha relación.
Estas asociaciones religiosas se vincularon de manera muy cercana por la extracción de clase de sus dirigentes y la pertenencia de varios de ellos a capas medias acomodadas de pensamiento y prácticas conservadoras. Los estratos medios pueden moverse de acuerdo con ligazones con la clase dominante, manifestando posiciones particulares similares, lo cual es evidente en estas relaciones entre hermandades y asociaciones de pasión en la Ciudad de Guatemala.
Por ello es por lo que las relaciones en espacios como el de la Semana Santa no son solo religiosas sino multidimensionales.
M. Chaulón.
Julia Quiñónez Ydígoras fue correligionaria del régimen de Jorge Ubico y se puso a las órdenes del gobierno de facto de Carlos Castillo Armas. Los grupos de poder que gobernaban el país desde la lógica oligarca y anticomunista la consideraron una mujer de carácter autoritario, lo que era adecuado para la reproducción de la hegemonía.
El mote de Maciste le fue dado por un personaje cinematográfico creado por Gabriele D’Annunzio para la película Cabiria, de 1914, perteneciente al género histórico de aventuras épicas basadas en grandes acontecimientos que se mezclan con la mitología grecolatina y los relatos bíblicos.
Maciste era un ser colosal que utilizaba su fuerza para salir victorioso de manera heroica y del cual se hicieron varias películas hasta la década de 1970. El sobrenombre le fue colocado a Julia Quiñónez Ydígoras por sus características físicas: junto a su aspecto corpulento se masculinizó, siendo una de las primeras mujeres que públicamente lo hizo en Guatemala sin que eso generara ningún problema para pertenecer a las élites políticas conservadoras que fueron operadoras directas del anticomunismo en el país hasta el punto de que lograron el triunfo de la contrarrevolución en 1954.
Incluso, su aspecto masculino de clara sexualidad lésbica se conjugaba con su robustez y características patronales finqueras y militares, estas últimas como elementos centrales de los autoritarismos de aquel momento. Así, Julia Quiñónez estuvo relacionada con el gobierno de Carlos Castillo Armas y con el de su primo, Miguel Ydígoras Fuentes, siendo ministra de Educación del 31 de enero al 4 de febrero de 1959, aunque no continuó por la fuerte oposición del sector magisterial y estudiantil en un contexto de lucha de clases y luchas sociales que iban en ascenso (El Imparcial, 4 de febrero de 1959, p. 1).
Quiñónez estaba vinculada a la religiosidad popular y en especial a Jesús de los Milagros de la iglesia de San José, por lo que regaló la marcha Mater Dolorosa, sin que se le haya conocido alguna otra de su autoría. Por ello es por lo que surgió la hipótesis de que no era ella la compositora sino que la encargó a un maestro músico a quien contrató para su elaboración y ella le puso su nombre.
No parece ser una apropiación de la marcha, sino un pedido de Quiñónez para donarla con su firma. La alta calidad de la composición y la incidencia que tenía alguien como Julia Quiñónez Ydígoras hicieron que Mater Dolorosa se incluyera en las programaciones de marchas, convirtiéndose en una de las clásicas de la Semana Santa guatemalteca. Quiñónez murió el 13 de noviembre de 1962, a la edad de 60 años.
2. Elena de Bolaños y 3. Romelia Guirola de Barraza
Antes de que el nombre de La Maciste apareciera en las listas de marchas fúnebres en Guatemala a interpretarse en los cortejos procesionales, en 1941 Elena de Bolaños había compuesto la marcha Mi Dolor y Romelia Guirola de Barraza hizo la marcha El Divino Prisionero.
4. Haydée Moncrieff
En la década de 1950 se empezaron a conocer las obras de la compositora Haydée Moncrieff, quien creó 18 marchas fúnebres en Guatemala. La primera fue Rosal de Agonía, correspondiente a 1950 y dedicada a Jesús de la Merced.
Su relación con las procesiones mercedarias fue muy cercana, llegando a dirigir la marcha de su autoría Quo Vadis Domine en la procesión de la Reseña, el Martes Santo de 1956, con la banda del maestro Víctor Manuel Lara.
En los cortejos procesionales de Jesús de la Merced y del Santo Entierro de Santo Domingo, Moncrieff era invitada a dirigir sus propias marchas. Su esposo, el maestro Julio Monterroso Letona, fue también músico. Ambos hicieron arreglos a música sacra, siendo prolíficos en su producción.
Haydée Moncrieff compuso piezas de otros géneros, como por ejemplo marchas militares, valses, alabados, sones y música para danza clásica. Estuvo vinculada al gobierno de Carlos Castillo Armas y de Miguel Ydígoras Fuentes, a quienes les dedicó música militar. La maestra Moncrieff falleció el 12 de junio de 1991, a la edad de 71 años, habiendo recibido a lo largo de su vida artística varios reconocimientos y homenajes.
5. Daphne Llamas Oseida
Recientemente, debe destacarse a la maestra música Daphne Llamas Oseida, quien compuso la marcha Madre de la Indulgencia, dedicada a la Virgen de Dolores de la iglesia de Beatas de Belén. La compositora es integrante de una familia dedicada a la música, cuyos miembros han compuesto varias marchas.
Sea esta una colaboración de apuntes históricos sobre mujeres compositoras de marchas fúnebres en Guatemala en la Semana Santa.
Mauricio José Chaulón Vélez
Historiador y antropólogo social
Escuela de Historia
Universidad de San Carlos de Guatemala