Una vez, que contaba un amigo cómo conoció una familia muy devota de la Virgen de Concepción, que para más señas vendía jarcia en el mercado central, y que tenía como el más preciado tesoro de sus pertenencias, una muy hermosa imagen de María en el misterio de su devoción. A ella celebraban con toda gala cada vez que llegaba Diciembre. En uno de esos tantos años de crisis económica la familia estaba “en las cuatro esquinas” y la fiesta se acercaba. La más grande tristeza consistía en no poder celebrar, como siempre, a la Señora. ¡Ya era 7 de diciembre y no tenía un centavo!
Todos clamaban al cielo. Acercándose al atardecer, apareció un viaje conocido, al que hacía años no veían, y que llegaba con el propósito de cancelarles una deuda. La emoción y la alegría no tuvieron límite. No bien con el dinero en la mano, salió la madre, hecha una loca, hacia la cohetería a comprarle sus cohetes a la Virgen. Cuando volvía empezó la “tronazón” de las seis de la tarde. ¡Pero, ya no le importaba! Ya tenía sus varas en la mano, listas para empezar a quemar. He ahí los testigos inigualables de este amor del pueblo de Guatemala: los cientos de imágenes domésticas ?a cuales más hermosas y ricas- que por siglos hicieran y hacen los imagineros elaborando los misterios.
A pesar de la fiebre de los coleccionistas, que sin misericordia ni respeto han exportado miles de ellas, todavía quedan infinidad de extraordinarios exponentes. Ese es el reflejo inequívoco de la emotividad que embarga a la quintaesencia del pueblo ante el misterio de la Concepción Inmaculada. Por otra parte, indudablemente las órdenes religiosas que se dedicaron a la cura de almas después del proceso de la conquista, tienen una gran significación en la cultura del país.
La labor que tuvo como centro y cabeza el Convento grande de San Francisco de la Ciudad de Guatemala fue decisiva en el culto. El fue el cerebro que gobernó a la extinguida Provincia del Santísimo Nombre de Jesús de Guatemala, que se extendía desde Chiapas hasta Nicaragua. De la vida febril de ese convento emanaron las celebraciones arriba apuntadas.
De esa vitalidad nació el Convento de la Limpia Concepción de Almolonga, primogénito de la religión franciscana en la provincia (1540), primer crisol de donde dimanó la devoción a la Inmaculada. De esa vitalidad nació, también, la antigua e insigne Cofradía de la Inmaculada Concepción, extinguida en la década de 1930, que desde el Convento grande promovió eficazmente la afición ardiente por el misterio de la Concepción.
Por esa vitalidad se extendió por la apasionada devoción a la purísima, que se palpa, aún en la costa sur por ejemplo. He aquí que el Convento de San Francisco, las venerables efigies de la Señora en su Concepción sin mancha, que en el templo se exponen a la piedad de los fieles, y la acción de los seglares en dos cofradías dedicadas a la Concepción (la ya dicha y la del Cornadillo, de la Venerable Orden Terciaria), con sede en dicha iglesia, están íntimamente ligadas a la devoción concreta de María Inmaculada que hoy contemplamos extendida por toda Guatemala.
Esta imagen, la Virgen del Cornadillo, histórica y llena de devoción será parte de la conmemoración de los 400 años de difundir la devoción a la Inmaculada Concepción de la Orden Tercera de San Francisco en Guatemala.
31 de agosto y 1 de septiembre serán las fechas en que los más de 5 kilómetros de trayectoria entre la Parroquia salesiana de la Divina Providencia ubicada en la zona 8 de la Ciudad y la Santa Catedral Metropolitana.
Nuestra Señora saldrá a las calles de zona 1 y 8 para afirmar que Guatemala es eternamente de María.
La programación es la siguiente:
Cucurucho en Guatemala ofrecerá en esta histórica procesión, el recorrido en tiempo real para que sepas en dónde se encontrará Nuestra Señora en su peregrinación a Catedral Metropolitana y en su festiva procesión extraordinaria.
Te compartimos el recorrido de la Inmaculada Concepción del mítico barrio del Guarda Viejo: