El mes de diciembre en el fervor guatemalteco, esta ataviado de devociones marianas: La Inmaculada Concepción de María, Nuestra Señora de Guadalupe (ambas de gran devoción en todo el país) y Nuestra Señora de los Remedios o la Virgen de la Oh; quien lamentablemente a perdido vigor en los ultimos años.
Concebida en la iglesia de España llamada «La fiesta de la Expectación», San Ildenfonso sucesor de San Eulogio en el trono de la iglesia de Toledo y uno de los más devotos de la Madre de Dios, encaja perfectamente en el tiempo de adviento pues lo que se celebra es al Verbo de Dios ya encarnado en el seno Inmaculado de Nuestra Señora. El papa Gregorio XVII aprobó esta gran festividad.
También se le conoce como virgen de la «Oh» a causa de los grandes deseos de celebrar esta fiesta durante ocho dias de ver nacer a Nuestro Redentor; y por las antíforas particulares que comienzan con la letra «O»; Oh Sabiduría, Oh Adonaí, Oh Raíz de José, Oh Cetro de David, Oh Sol de Justicia, Oh Rey de las Gentes, Oh Emmanuel; ferviente deseos de grandes personajes del antiguo testamento como Jacobo y el grande Isaías.
Esta fiesta viene de América Hispana y la celebran oficialmente el 18 de diciembre como en la Madre Patria llamándola los españoles fiesta de Nuestra Señora de los Remedios, como símbolo que Ella trae a todos el remedio o medicinas para curar los males del pecado.
En la actualidad se le conoce en españa en gran mayoria con el nombre de Nuestra Señora de la Esperanza.
La Virgen de la O en Guatemala
Acá en Guatemala la devoción se funde en la pequeña y antiquísima imagen de Nuestra Señora de los Remedios conocida como «La Conquistadora» que se venera en el retablo mayor de la Parroquía del mismo nombre o conocida popularmente como «El Calvario«, la tradición nos dice que vino de España traída por uno de los conquistadores en los albores del año 1530.
Erigiéndole un hermoso templo en la antigua ciudad de Guatemala; con el traslado de la ciudad al Valle de la Virgen, fue poseedora de un gran rezado que competía y algunas veces superaba con el de Guadalupe, al cual se le ofrecían Loas y fuegos de artificio.
Antiguamente se le llamaba el rezado de los emponchados por el intenso frio que invade a nuestra metrópoli y que se celebraba el 18 de diciembre fuere el día que fuere y que recorría con gran algarabía calles como el purgatorio o el callejón del administrador (17 calle y 15 calle «a» respectivamente) que entre cantos y los rezos de la niña Maria pasodoble, gran devota de esta advocación, entraba al filo de media noche; actualmente este rezado ya no cuenta con el fervor de antaño.
Posee una bellísima corona ducal de plata sobredorada es rodeada de una chispa con esmeraldas engarzadas.
En la parte superior, se ubica la figura del Espíritu Santo con movimiento descendente hacia la sien de Nuestra Señora. Esta pieza maestra representa el momento mismo de la Anunciación del Señor en el vientre de su Madre.
El pectoral que adorna el pecho y vientre de Nuestra Señora, se compone de un Niño Jesús situado encima de un corazón y rodeado de rayos. La cadena permite sujetar la pieza al cuello de la consagrada imagen.
Contaba con una novena preparatoria donde la Reina Celestial es prefigurada con grandes mujeres del Antiguo Testamento: Abigail, Judith y a las grandes Tecuitis y Sunamitis, en fin una novena de gran contenido bíblico.
Ojalà retomemos esta hermosa devoción que fomentaron tiempo atrás el recordado Monseñor José Girón Perrone y la señora Socorro Barrios de Chavarría, la ultima quien fundó la hermandad de los Remedios en la década de los años 50’s.
Este texto es gracias a Arte Sacro en Guatemala