Por: José Camilo Chán Arriola.
Este 2020 ha sido muy complicado para todos los sectores de Guatemala, el gremio más grande del país: Los Cucuruchos (aunque a algunos no les guste admitirlo) fue uno de los más duramente golpeados por todas las situaciones que ampliamente ya se conocen, por lo que no se entra a detalle a especificarlas.
Por si fuera poco el 17 de diciembre del año en curso se da a conocer por parte del Arzobispado de Guatemala que oficialmente quedan canceladas las Procesiones para la Cuaresma y Semana Santa del año 2021, que si bien es cierto es algo que se veía venir a los Cucuruchos de pura cepa, nos cayó como balde de agua fría, nos hizo derramar lágrimas y acrecienta la espera para poder acudir a ese llamado que nos hacen las Imágenes de nuestra devoción.
Ese mismo día fue triste ver expresiones inapropiadas por parte de algunas “páginas devotas” en redes sociales y de “devotos” que con todo tipo de soeces se dirigían a los que sentimos dolor al no tener por segundo año consecutivo las actividades que tanto nos apasionan.
Estos “Fariseos del siglo XXI” usan expresiones como “están tristes por las procesiones y ni a misa van” o “solo a los Cucufans les entristece la noticia” y otra serie de frases vacías carentes de fundamento y argumentación, lo que reafirma el hecho que después de todo lo vivido no se aprendió nada y seguimos siendo la mala humanidad de siempre.
Para desbaratar su argumentación es tan fácil y sencillo, solo hay que recordarles que el que va a misa, recibe el cuerpo de Cristo para luego salir a juzgar y señalar se condena infinitamente más.
Pero el objetivo de estas líneas no es caer en confrontación con ellos sino recordarles este principio: “Vive y deja vivir”, existe un libre albedrío que nos permite seguir nuestras convicciones.
El sentir del Cucurucho
Dejando por un lado a estos fariseos y centrando las cosas en lo que realmente importa, dentro del sector de Cucuruchos en el que me desenvuelvo hemos visto con mucha preocupación todo lo que sucede alrededor de esta suspensión de Cortejos Procesionales y nos entristecen las repercusiones que estas acciones traen contra la Cuaresma y Semana Santa que es el movimiento más grande de Guatemala.
Quienes nos conocen saben que somos fieles defensores de las Actividades Sacras pero a la vez críticos férreos cuando las cosas no se hacen de adecuada manera.
Además de la tristeza que nos invade por la cancelación de los Cortejos Procesionales, que las túnicas no verán la luz y las Imágenes de nuestra devoción quedarán en sus templos una vez más, tratamos de ir más allá de los cosas y tratar de contextualizar la situación.
Entendiendo a la Cuaresma y Semana Santa va más allá de religión, con la cancelación de dichas actividades, la economía nacional nuevamente recibirá un embate negativo muy similar al del año 2020 traduciéndose en golpes al sector turismo, sector hotelero, artesanos confeccionistas de atuendos para Imágenes de pasión, artistas plásticos que elaboran los adornos de las andas procesionales, imprentas que realizan los turnos, marcheros y demás papelería, músicos de bandas musicales que en esos días con esfuerzo, cansancio y sacrificio llevan el pan a su mesa, pero sobre todo la economía informal que centra su esperanza en que con cada Cortejo que se lleve a cabo podrán vender algo (comida, recuerditos, atuendos etc.) con lo cual sostenerse por algún tiempo, en fin este país tiene su movimiento económico más grande del año en Cuaresma y Semana Santa, para muestra el Viernes Santo todo el país tiene Cortejos Procesionales que mueven la economía nacional, es donde surge la pregunta ¿Si abren bares, discotecas, restaurantes, centros comerciales, por qué no permiten las procesiones?.
Desde el punto de vista de la religiosidad popular, llegamos al punto más álgido de esta situación, derivado de un alejamiento de las Imágenes con su pueblo y no tanto por la existencia de la Pandemia del Covid-19 sino de la falta de liderazgo tanto en Hermandades como en Sacerdotes en las Parroquias, este 2020 algunas Parroquias y Hermandades hicieron hasta lo imposible por conectar al pueblo con su Fe y otras pasaron totalmente desapercibidas las actividades conmemorativas de la Cuaresma y Semana Santa.
Por otro lado con el paso de los meses han existido velaciones y alguna que otra actividad especial, relacionadas con las manifestaciones de Fe, pero con miedo y preocupación se logra notar que al ser actividades a puerta cerrada fuera de los dirigentes de las Asociaciones y Hermandades, siempre aparecen “los mismos” en cada actividad.
Ya sea que aparezcan por dádivas económicas, compadrazgos dentro de las Parroquias o simplemente porque son devotos que han trabajado por años, preocupa el hecho de que se formen “Élites” (que si bien es cierto ya existen alrededor de determinadas Imágenes) que le quiten ese carácter “Popular” valga la redundancia a la Religiosidad Popular que es y será siempre del pueblo.
Por otro lado, es un secreto a voces que dentro de los círculos de Sacerdotes junto con laicos cercanos a ellos hay un fuerte grupo detractor de las Procesiones y que la situación que se vive les cayó como anillo al dedo y que escudándose en el “voto de obediencia” buscan exterminar las manifestaciones populares de Fe, que irónico que se presenten a ello porque aunque a muchos les enoje y les duela, sino fuera por las procesiones la Iglesia Católica en Guatemala estaría a la deriva y sin feligreses, la historia misma del país demuestra dicha aseveración.
Lo anteriormente expuesto es a duras penas la punta del iceberg pero es de trascendental importancia tratar estos temas y dejar por un lado el silencio y la indiferencia. Este 2021 trae muchos retos tanto para Sacerdotes, Hermandades, Asociaciones y Devotos.
Estas líneas no es para decir cosas negativas o tirarle agua sucia a alguien en especial, al contrario lo que buscan es hacer un fuerte llamado a la reflexión para que todos despertemos, revaloricemos nuestras bellas actividades y luchemos por su fomento y preservación.
Rebelarnos contra el voto de obediencia de la Iglesia en aras de la Justicia y la Verdad es el acto más Cristiano-Católico que podemos realizar.
Espero que a los Fariseos de la nueva era les haya quedado claro porque estamos tristes y por qué nos duele que no hayan procesiones en el 2021, muchos hombres y mujeres se verán afectados, si en nosotros está poder apoyarles en dichas fechas hagámoslo de todo corazón.
Concluyo citando la frase de un amigo Cucurucho con años de experiencia: “Que nada ni nadie nos quite la alegría de ser Cucuruchos”. Bendecido y venturoso 2021 para todos.