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La Semana Santa que le dicen – Poema Gustavo González Villanueva

Texto enviado por Rigoberto Avendaño:

Este Poema del Poeta Gustavo Gonzalez Villanueva en su libro LOA EN LA ANTIGUA GUATEMALA, CALCAVIA DEL TIEMPO lo dedico a “todos esos CUERDOS o LOCOS DE MORADO que cargan por cordura o por locura; pero siempre cargan con el  CORAZÓN.

Especialmente para algunos amigos de zapatos de suela gastada por caminar  durante años en el Gusano de Cargadores vestidos de Morado; quienes en nuestra vida hemos caminado acompañando a nuestras Queridas Imágenes de Jesús “tatareando nuestras marchas fúnebres que tanto nos gustan”.

Que Dios les de Vida para llegar al Turno de Honor y poder entregar nuestra alma en la Puerta de San Pedro y decirle ¡Aquí estamos Señor!

Semana Santa
Semana Santa. Foto: Oscar Leonel

SEMANA SANTA, LE DICEN.
Poema de Gustavo Gonzalez Villanueva.

Semana Santa, de dicen,
en esta ciudad de apodos;
y entra y saca procesiones
tatareando marchas santas
todo en su imaginación.

Acaba de detenerse
en la Calle del Chajon,
Como cambia ahí, en la esquina
de turno, brazo y espera,
apoyándose en la lanza,
que la matraca le indique
que se puede retirar.
La gente mira y oye.

-¡Semana Santa!-le gritan,
Y el contesta; -¡Si, Señor,
llego la Semana Santa,
yo ya vengo a cargar!

Cuerdos y locos revueltos,
todos se visten de morado,
y el loco ríe del cuerdo
y el cuerdo ríe del loco,
Solo Dios que lo ve todo
puede decir quien es cuerdo
y quien loco de remate.
Porque en esta procesión
en la que vamos pasando,
la cordura o la locura
no es solo de la cabeza
más también del corazón.

-Llego la Semana Santa,
yo ya vengo a cargar.
Usted, mi amigo, ¿que carga,
que carga en su corazón?
Vendrá la muerte enlutada,
por detrás le tocara,
y con la mano en la espalda
le dirá: -¡Ande, Señor!
Deje por aquí su casa
y a su mujer y a sus hijos,
si tiene fincas, también.

Solo cargue para el viaje
su corazón. ¡Vamos, Señor!
Para este viaje le sobra
cualquier dinero y vitualla,
tal vez solo necesite
de una buena confesión.

-¡San Porolon! ¡San Porolon!