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La Cuaresma y Semana Santa de 1982, y el golpe de estado de la junta militar

Por: Recolección ayer, hoy y siempre.

Meses atrás se había anunciado a elecciones generales y los guatemaltecos empezaban el año saturados de ataques entre las campañas de los candidatos a la presidencia, siendo ellos El General Aníbal Guevara de FDP, el Lic. Mario Sandoval Alarcón del MLN y el Lic. Alejandro Maldonado Aguirre de la Unión de Oposición Nacional.

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Para 1982, la Cuaresma se tornaba un tanto inusual, pancartas y publicidad ondeaban en las calles y avenidas; el Miércoles de Ceniza 24 de febrero de 1982 daba inicio con los tradicionales huertos y altares en las iglesias del Centro Histórico. Los guatemaltecos vivían un clima políticamente incierto, ya que las elecciones generales habían sido convocadas para el Segundo Domingo de Cuaresma 7 de marzo de 1982.

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Para entonces se vivían tiempos del conflicto armado interno. Los vecinos del Barrio de la Recolección añoraban esa paz que no veían llegar con ningún gobierno. El primer domingo de cuaresma 28 de febrero, 8 días antes de las elecciones los devotos de Jesús del Consuelo visitaban su templo para acompañarlo en su pequeño recorrido por las calles del barrio.

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El mensaje de las andas invitaba a rezar por la paz en nuestro país “Familia que reza, permanece unida”. El nazareno recoleto lucía una túnica color ladrillo con manto blanco extraordinariamente bien colocado, al frente observábamos a una madre con sus hijos rezando el santo rosario al pie del Señor, cerrando el conjunto un pórtico.

Días posteriores al Segundo Domingo de Cuaresma se dan a conocer los resultados electorales. La cuaresma de este año cada vez se tornaba más incierta. Altos niveles de corrupción, elecciones calificadas de fraudulentas y el avance de la insurgencia fueron parte de los motivos que llevaron a oficiales jóvenes del Ejército a derrocar al presidente Romeo Lucas García el 23 de marzo de 1982.

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En los días previos al golpe de Estado, en el país se vivía un ambiente de inestabilidad debido a los atentados de la guerrilla y el acoso del Ejército contra poblados civiles, sobre todo en áreas rurales.
La tensión subió al conocerse que las elecciones presidenciales las había ganado el candidato oficialista, el exministro de la Defensa, general Aníbal Guevara.

El descontento fue generalizado de distintos sectores, incluido el poder económico, que presionaron para evitar la continuidad del gobierno de Lucas García, considerado como uno de los más represivos de la historia contemporánea del país.

Ese descontento, que irónicamente surgió dentro de las filas del mismo Ejército, puso contra la pared a gran cantidad de líderes militares. El poder civil era casi nulo.
Hubo manifestaciones en que participaron los líderes políticos de ultra derecha Mario Sandoval Alarcón y Leonel Sisniega Otero, que empujaron el derrocamiento de Lucas García, ya que se oponían a que Guevara asumiera.

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En esa época existía presión para que los militares ganaran la guerra a la insurgencia, pero también para que cedieran el poder a civiles, lo cual todavía estaba lejos de suceder.
Los dirigentes de los alzados buscaron al general Efraín Ríos Montt para que encabezara la junta militar golpista. Para entonces, Ríos Montt, ex candidato presidencial que había perdido las elecciones en 1974, supuestamente por un fraude.

Ríos Montt vio en el golpe de Estado una oportunidad para reivindicarse en el poder
Los días de Cuaresma poco a poco iban pasando y los grupos de adorno preparaban sus trabajos para los días grandes, Algunos con mensajes implorando la paz como el de Jesús de la Merced de aquel año “Mi Ley es el Amor”.

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Aquel 23 de marzo, unidades militares salieron a las calles y una vez montada la junta de gobierno, formada por Ríos Montt, el general Horacio Maldonado Schaad y el coronel Francisco Luis Gordillo, se anunció que convocaría a nuevas elecciones, pero sin precisar fecha.

La conocida vos del locutor Otto Rene Mansilla quien se le conocía por sus elocuentes narraciones de cuaresma y semana santa a eso de las doce y treinta minutos, por cadena nacional de radiodifusión, el 23 de marzo de 1982 daba a conocer el siguiente comunicado:

“Comunicado urgente al pueblo de Guatemala: El ejército de Guatemala, ante la crisis política, económica y social que un grupo de inescrupulosos guatemaltecos de manera continuada han sometido al país, ha tomado la decisión de reencauzar el camino de Guatemala por la ruta de la verdadera democracia que exigen de manera total todos los sectores ciudadanos”.

“Respetuoso de la institucionalidad del país, esperábamos que el proceso electoral fuera el instrumento adecuado para culminar satisfactoriamente las aspiraciones populares”.

“Al ser manipuladas las elecciones burlando la decisión del pueblo, que pretendía fortalecer las instituciones democráticas, el ejército de Guatemala ha tomado la determinación de levantarse en armas atendiendo el clamor popular”.

“Pueblo y ejército no podían permitir que en beneficio de una minoría corrupta se continúe mancillando la dignidad de Guatemala y el honor de la institución armada. Este movimiento cuenta, y debe contar, con el respaldo de todos los sectores, militares, obreros, campesinos, estudiantes, profesionales, comerciantes, industriales, hombres y mujeres de todos los ni veles sociales que hoy, como en el pasado, en jornadas similares, unidos le han devuelto la tranquilidad y auténtica democracia a Guatemala”.

A las 17 horas de ese día, Ríos Montt dio su primera conferencia de prensa como jefe de Estado. En ella indicó que el golpe era exclusivamente militar y remarcó que el Ejército llegaba como “salvador” de los valores morales del pueblo.

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Los católicos guatemaltecos pronto se sintieron amedrentados con los discursos un tanto religiosos que no estaban acostumbrados a escuchar de un jefe de estado. Se comentaba sobre el temor de que pudiera imponerse la religión evangélica y la suspensión de las procesiones. Sin embargo y gracias a las oraciones eso no llegó a suceder.

 

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Llegado el sábado 3 de abril, un barrio desbordado de amor, fe y esperanza se lanzaba a las calles para recibir a su querido Jesús del Consuelo, que acompañado de la Santísima Virgen y los acompañantes San Juan y Santa María Magdalena, cumplían un año más el itinerario que marcaba las procesiones de la Semana Mayor.

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En un adorno en tono rojo pastel elaborado por don Flavio Gamboa con el mensaje “EL ARCA DE LA ALIANZA” el nazareno recoleto Luce con túnica bordada de color rojo y la Santísima Virgen de Dolores manto color lila palido y su tradicional manto rojo traído de España-.

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