A finales de la década de los años sesenta del recién pasado siglo, se realizó la construcción de la nueva “Capilla del Santo Sepulcro” del Templo del Calvario de la Nueva Guatemala.
La imponente estructura ocupó desde su inicio, la totalidad del ala este del citado templo. La obra fue proyectada y construida por el Arquitecto Pedro Murillo a un costo cercano a los diez mil quetzales.
Su diseño constituyó un interesante rompimiento con el estilo del Templo al integrar de forma bastante sobria y minimalista enormes columnas que sostenían tres paneles de celosía dorada de aluminio, elemento decorativo muy común de la época, utilizado de igual manera, en el anda del Señor Sepultado de Santo Domingo, estrenada en 1974 y conocida precisamente como el “Anda de Aluminio”.
El diseño de la nueva capilla fue replicado de igual manera en el ala oeste, espacio dedicado para el extraordinario conjunto escultórico de El Calvario, proveniente del antiguo templo ubicado en el Valle de Panchoy, hoy La Antigua Guatemala.
Su diseño original incluía tres planchas de concreto colocadas de forma flotante que sostenían, sin ningún tipo de recubrimiento, las imágenes de la Santísima Virgen de Soledad y sus acompañantes.
En la parte inferior sobre un graderío de dos niveles se colocó un enorme catafalco de mármol cuya finalidad era servir de base a la urna de bronce estrenada en 1946 que resguardaba la imagen del Señor Sepultado. La construcción fue complementada, en su concepción original, por un baranda del mismo tipo de celosía.
A inicios de la década de los años noventa, posterior a la consagración de las imágenes, se realizó la primera reforma a la capilla por medio de la construcción de camarines de madera que buscaban la protección de las imágenes titulares de la Hermandad de Dolores, quienes sufrían gran deterioro causado por el cada vez más contaminado ambiente de la 18 calle que para ese entonces, era prácticamente una terminal de autobuses en el Centro Histórico.
A mediados del año 2007, tanto la baranda de la capilla como la del presbiterio, fueron sustituidas por similares de madera, ambas con reclinatorio. La última transformación se produjo en el mes de noviembre del año 2015 con la reforma de los camarines superiores, rediseñados bajo un estilo mucho más amplio que buscaba dotar, aparte de protección a las imágenes, de una mayor visibilidad.
