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Jesús Nazareno de la Merced y la mano sanadora de Dios

Velación Jesús Nazareno de la Merced 2015, Parroquia la Merced (40)
Velación Jesús Nazareno de la Merced 2015

(Texto original de Eber Jiménez)

Mi nombre es Eber Emanuel Jiménez García, tengo 25 años y me gustaría comentarles el milagro que sucedió en mi vida durante la CUARESMA y SEMANA SANTA 2011, gracias a Jesús Nazareno de la Merced «El Patrón».

Era el mes de febrero del año 2011 y como buen cucurucho estaba contando los días para que iniciara la cuaresma de ese año; un día del mes decidimos con los amigos del trabajo (como tradicionalmente se hace en Guatemala), ir a jugar la famosa ‘chamusca’ para salir del estrés diario que todos vivimos. Como cualquier encuentro futbolístico estaba ‘tranquilo’ jugando, cuando en un mal movimiento sentí un dolor intenso en la rodilla derecha, que ya no me dejo seguir jugando, esa misma tarde asustado al ver mi tobillo morado y mi rodilla inflamada decidí ir a ver al doctor; nunca me imaginé lo que había pasado, pensé que era algo leve, el doctor me vio y me dijo que me había roto los meniscos y los ligamentos; y tenía un esguince de grado tres en el tobillo. Pensé que no era tan grave, pero al no poder caminar, el doctor me indicó que tenía que usar un estabilizador de rodilla y esperar si mejoraba de esa forma.

Espere por dos semanas y seguía igual, el doctor al ver que no había mejora, me indicó que posiblemente tendrían que hacer una cirugía (artroscopia de rodilla) y pasaría por lo menos 2 o 3 semanas sin poder caminar; era finales del mes de febrero y la cuaresma iniciaba el 9 de marzo del 2011; me entenderán al decirles que sentí un escalofrío en mi alma y en el corazón; pregunté como todo buen Cucurucho «Doctor, ¿Usted cree que pueda cargar en las procesiones?»; nunca olvidaré la forma irónica en que me contestó, de una risa algo burlona me dijo: «patojo, si quieres cargar, mejor carga tus pecados porque no vas a poder de otra forma».

Recuerdo que ese día salí triste y con lágrimas en los ojos de la clínica, ¡sería el primer año en que no podría llevar en hombros a las imágenes que tanto amo y disfrutar la época que tanto espero cada año!

Pero algo en mi corazón hacía que no perdiera la esperanza; llegó el día de la cirugía y solo pensaba en salir rápido para poder estar en rehabilitación, gracias a DIOS todo salió bien y empecé la terapia; recuerdo que se llegaron las fechas de inscripciones de ese año, y no sabía qué hacer, pero como todos saben, cada año la afluencia de cucuruchos es mayor, y por no perder mis contraseñas, en muletas fui a comprar mis turnos.

Soy muy devoto de Jesús Nazareno de la Merced gracias a mi abuelito, y decidí pasar a visitarlo cuando fui a comprar mi turno para el Viernes Santo; algo extraño paso ese Sábado, entré a su capilla con mis muletas, el Señor estaba solo; a como pude me arrodille ante él y de corazón le dije que por favor me dejara llevarlo en hombros y acompañarlo en su procesión de Viernes Santo como cada año; luego de unos momentos de rodillas, sentí algo helado en mi rodilla, pensé que era normal por la anestesia o algún medicamento; algo en mí hizo que tuviera un impulso y fuerzas que hasta pude salir caminando solo utilizando una muleta. ¡Fue algo único e inolvidable que jamás en la vida lo podré olvidar!

Se llegó el Primer Jueves de Cuaresma y recuerdo que en el lugar donde hacia mi rehabilitación pude escuchar la salida de Jesús de los Milagros, me sentía triste por no poder estar ahí; pero al mismo tiempo me motivó a poder seguir al pie de la letra la terapia para poder al menos caminar en las procesiones de la Semana Santa.

Pasaron los días y cada vez me sentía mejor, el viernes de dolores me sentía nervioso mientras preparaba mis túnicas, pero como dicen «la Fe puede más que la medicina» y gracias a Dios pude acompañar los cortejos, y ¿saben qué? ¡pude cargar en todas las procesiones! y claro, para mí, lo más importante: acompañar a mi Patrón Jurado, mi Jesús de la Merced, como cada año lo hacemos con mi padre; desde que sale, hasta que entra, en memoria de mi querido abuelito y fiel devoto de Jesús Nazareno de la Merced.

Es algo que cada año recuerdo y doy gracias a Dios, porque me permite estar ahí con él todos los días de mi vida y acompañar a mi imagen de devoción cada Viernes Santo; y espero hacerlo hasta que me llame a su presencia.

¡Viva Jesús de la Merced!

¿Qué momentos has vivido junto al Patrón Jurado? estos testimonios de amor son los que nos hacen, además de fortalecer nuestra devoción, aumentar nuestra Fe en un Dios que todo lo puede.

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