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El fallecimiento de otro hermano en pleno Viernes Santo

Poporopoas_pinulito_septiembre

Tras ser condenado este Viernes Santo; humillado, flagelado, escupido y traicionado, finalmente ha muerto. Jesús ha muerto. Crucificado en el propio madero que él mismo cargó antes de llegar al Gólgota.

Los centuriones romanos no han tenido piedad de Él, nadie ha tenido piedad de Jesús desde hace mucho tiempo.

A las 3 de la tarde ha muerto. Se han rasgado las cortinas del templo judío y el cielo se ha nublado, mostrando las tinieblas de este día.

Descanse en paz, Jesucristo.

Jesucristo ha muerto
Jesucristo ha muerto

¿Qué hacer ahora como Cucurucho?

La celebración de la Vigilia Pascual en la noche del Sábado Santo, es la más importante de todas las celebraciones cristianas, porque conmemora la Resurrección de Jesucristo.

La Vigilia, que significa pasar “una noche en vela”, cobra un sentido especial en la víspera pascual porque recuerda el pasaje bíblico (Mc 16:01) en el que un grupo de mujeres llegan al sepulcro para terminar de embalsamar a Jesús, pero no encuentran su cuerpo. Luego, un ángel se aparece y les dice: “¿Buscan a Jesús el Nazareno? No está aquí. Ha resucitado. Decidles a sus discípulos que vayan a Galilea y allí lo verán” (Mt 28, 6).

En la Vigilia Pascual se celebra la Resurrección que está adornada por el cumplimiento de todas las profecías y la recuperación vital de la vida de Jesús para no morir jamás, indicó en diálogo con ACI Prensa el P. Donato Jiménez.

“Esta resurrección es la que nos enseña a nosotros, más claramente que nada, el cumplimiento de las palabras de Jesús en nuestra vida. Así como Jesucristo murió y al tercer día resucitó, así el cristiano que muere en Cristo también resucitará al fin de los tiempos.”, indicó el sacerdote.

Al inicio de la vigilia, luego de encenderse el cirio y proclamarse la Resurrección, se recita el “Pregón Pascual”.

En él se relata brevemente la historia de la salvación desde la creación, la prueba y caída de Adán, la espera y liberación del pueblo de Israel, hasta la entrega de Jesucristo, quien murió por nuestros pecados y nos lleva a la salvación.

El Pregón está dirigido a toda la humanidad pero especialmente para los cristianos. San Agustín nos invita a recordarlo constantemente porque es un mensaje de esperanza y nos transmite la victoria de la luz sobre la oscuridad.

Luego de las lecturas, continúa la Liturgia Bautismal o, por lo menos, la bendición del agua y la renovación de las promesas bautismales.

Finalmente, en la celebración eucarística se entonan los cantos del aleluya. Se vive un ambiente festivo y de alabanza porque se cumplieron las promesas de Dios, especialmente, por haber restaurado su amistad con la humanidad y otorgar la salvación

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