Les presentamos una serie de fotografías inéditas tomadas el día de la consagración del Señor Sepultado de Santo Domingo.
Con los primeros rayos de sol del primer domingo de cuaresma 11 de marzo de 1973 se percibía una actividad inusual en el templo de Santo Domingo, desde que se hizo el anuncio de la Consagración del Señor Sepultado dio inicio una actividad febril por parte de la hermandad para planificar todo lo relacionado a tan magno evento.
Sería la primera vez que se realizaría una consagración extra muros pues las previas (La Merced, Candelaria, La Recolección, La Merced de Antigua y Santa Teresa fueron efectuadas en el interior de sus respectivos templos), eso implicaba una logística sin precedentes y todo detalle fue cuidadosamente planeado.
Los primeros intentos por lograr la consagración del Señor se dieron en 1932 cuando el hermano Guillermo González propone en asamblea general que se trabaje en pro de la consagración de la imagen pero la iniciativa no prosperó.
No es sino hasta 1972 que se retoma la idea logrando esta vez la aprobación del Cardenal Mario Casariego estableciendo la fecha de la que hoy celebramos el 48 aniversario.
Desde tempranas horas se comenzó a congregar el pueblo católico y tanto los hermanos como los miembros de la junta directiva y del comité de consagración dieron inicio al histórico cortejo.
En la que seria la despedida oficial del anda de Valenzuela la que durante 26 viernes santos llevó por las calles del centro al Cristo del amor, con un adorno sencillo en donde 4 fralies dominicos portando sendos cirios y representando los 4 siglos de existencia del santo entierro y colocados en las esquinas del anda custodiaban el catafalco en donde por primera vez sin urna reposaba la venerada imagen luciendo túnica color vino tinto confeccionada por las monjas de la Casa Central y en donde se hacia la presentación oficial del nuevo escudo de la hermandad.
La procesión de consagración del Señor Sepultado de Santo Domingo
En este cortejo se dio la participación de hermandades de la capital, Antigua y Quetzaltenango, de cuerpos de socorro como bomberos municipales y voluntarios, entidades publicas y privadas en un itinerario de 14 horas de duración que recorrió calles y avenidas por las que nunca había pasado y otras por las que no ha vuelto mas.
Visitó en esa ocasión los templos de la Merced, San Sebastián, La Recolección, Catedral, Santuario de Guadalupe, Capilla del Señor de las misericordias, iglesia de San Agustín, iglesia de El Calvario y Beatas de Belén.
La ceremonia de consagración del Señor Sepultado de Santo Domingo se efectuó en el atrio de Catedral siendo oficiada por Mario Cardenal Casariego asistiéndolo el padre -hoy cardenal- Mario Ramazzini con una duración aproximada de hora y media ante una multitud de fieles que abarrotaron el entonces parque central.
Al reiniciar el recorrido y en el primer turno completo como imagen consagrada se estreno la marcha Consagración del Sepultado del maestro Rafael García Reynolds.
Luego de la extensa jornada y siendo las 22 horas el anda se interna en la plazoleta del templo en donde permanece detenida por 20 minutos, tiempo durante el cual no dejaron de sonar cohetillos como muestra de algarabía por la consagración del Señor Sepultado de Santo Domingo.
Una vez adentro del templo y a los acordes de la Fosa, la marcha fúnebre de Chopin y la granadera el ya consagrado Cristo del amor fue depositado en sus pedestales para luego ser llevado a su capilla en la parte sur de la basílica, dando por finalizado el cortejo.
Las fotografías inéditas de la consagración del Señor Sepultado de Santo Domingo en el parque central de la Ciudad de Guatemala
Vemos desde que está colocado en un catafalco la noche anterior a la procesión, el cromo que como recuerdo se imprimió para esa ocasión en donde el Señor Sepultado de Santo Domingo viste la túnica verde estrenada en 1971, su llegada al atrio de catedral justo en el momento que comienza a subir las gradas y otras ya en el sitial preparado para la ceremonia.
Estas fotografías son un tesoro que forma parte del patrimonio de la familia de Rubén Aníbal Berganza Juárez a quien agradecemos compartirlas con todos nosotros y seguir ese amor y devoción a la consagración del Señor sepultado de Santo Domingo que le fue inculcado por su abuelo y que perdura hasta nuestros días al más fiel estilo de la tradición Dominica.
Por: Edwin García