El Viernes Santo 13 de Abril de 1979 se escribió una nueva página en la historia del Santo Entierro del Calvario.
Tan sólo habían transcurrido dos años del fatal Terremoto del 4 de febrero. El heroico pueblo de Guatemala supo ponerse de pie, sabedor que la vida debía continuar con toda fe y esperanza.
El fúnebre cortejo fue como siempre muy concurrido. Como era tradicional, se contó con la presencia del Cardenal Mario Casariego y Acevedo, Arzobispo Metropolitano quien acompañó el anda del Señor Sepultado en las cuadras aledañas al Templo del Calvario.
La Santísima Virgen de Soledad, fue llevada bajo palio rojo de ocho varales, con floreros de aluminio llenos de claveles rojos y luciendo el traje de Azucenas bordado en Casa Central.
Y así, se cerraba una década de grandes decorados y de una gran organización y fuerte institucionalidad en la hermandades de pasión de Los Remedios.