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Señor de la Merced: señor de los portentos y de todos los tiempos.

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Hablar del Señor de la Merced es hablar de una devoción arraigada en el corazón de Guatemala, herencia de nuestros antepasados que, a través de los siglos, han protagonizado tantas anécdotas que a su vez han ido hilvanando la historia de Jesús de la Merced, una historia tejida en el tiempo, con los hilos de oro de la vida y el amor sus devotos de antaño, de ahora y de siempre.

Y entre todos ellos, surge la más humilde de las anécdotas de este servidor de ustedes, que la lleva en el corazón, un Guatemalteco más, que profesa amor por este suelo, por este barrio, por mi barrio Mercedario, que no solo me vio crecer a mí, sino a muchos de mis amigos que de una u otra forma nos hemos congregado alrededor de templo de la Merced, Relicario Devocional a Jesús Nazareno, donde hemos vivido tantos hermosos momentos, llenos de espiritualidad, donde nos acercamos a buscar esos momentos de silencio y encontramos paz al admirar en su capilla a nuestro amado Señor de la Merced.

No nos alcanza el tiempo para contar tanto que hemos vivido, desde los años 80s cuando era apenas un niño, y vivíamos cerca de la Merced por la 5ta calle y 12 avenida, siempre mi lugar favorito para perderme al paso de las horas, era la capilla de Jesús, no digamos en tiempos de cuaresma y semana santa, o el mismo agosto que era una fecha que uno esperaba con ansias, porque sabía que iba a volver a ver a Jesús afuera de su camarín.

Señor de la Merced en su anda
Señor de la Merced estrenando túnica bordada en hilos de oro y plata. Foto: Mario Cruz.

La velación del Señor de la Merced en 1977

En aquellos años la velación se desarrollaba de manera más sencilla, pero igualmente muy devocional, según cuentan los abuelos en los años 60s y 70s la velación se hacia el mero 5 de agosto, no se corría al domingo, fue después de los terremotos que comenzó a correrse al domingo más próximo al aniversario de consagración, tengo un cartel de la velación de 1977 que me regaló don Gustavo Ortiz de la Imprenta Medardo Ortiz, tan arraigada a la historia impresa de la Merced, donde se puede observar que la velación se desarrollaba de la siguiente manera:

Domingo 07 de agosto de 1977

  • Horas de Velación: de 13:00 a 19:00 hrs. (Rezo especial a cada hora de velación)
  • 17:00 hrs: Santa Misa de Velación
  • 17:30 hrs: Concierto de la Banda Marcial
  • 18:30 hrs: Santa Misa por todos los Cargadores Vivos y Difuntos.

Hubo una época muy especial para nosotros, fue durante los años del 2006 al 2010, cuando el encargado General era el Doctor Arturo Zepeda Aldana, un gran y entrañable amigo mío, al cual agradezco su amistad y toda la guía que significó en mi vida y en la de muchos de nuestros amigos mercedarios, porque si algo hay que acotar, es que era todo un caballero y que muchos recordaremos por la humilde y excelente persona que fue en vida, Dios lo tenga en su Santa Gloria.

Fue durante su periodo que vivimos muchas experiencias maravillosas que nos permitieron acercarnos más a Jesús, no solo a la imagen, sino a un Jesús vivo, que se mueve y se siente a través de nuestros propios hermanos, los necesitados, los que imploran un poco de misericordia y caridad humana, si algún legado dejo Arturo Zepeda en la Merced, fue ese, procurar ver por los cristos que sufren a nuestro alrededor.

Precisamente por su afán de hacer las cosas diferentes y acercar más a Jesús con la gente, es que surgen un par de eventos que son motivo de estas líneas; es así como en agosto del 2009, Jesús cruzaba por primera vez el umbral de la puerta que une el Claustro de la Merced con el Templo, dicho pasaje se conocía comúnmente como la Puerta de San Antonio, ya que allí se situó por más de 40 años esta devota Imagen.

Ese año pudimos ver al Señor de la Merced en todo su esplendor y su grandeza, era emocionante verlo cruzar por los corredores del Claustro, entre los Arcos, con la imponente vista de su templo y Cúpula de fondo, a la luz del atardecer, que alumbraba la silueta del Nazareno, como si el cielo nos dijera “he aquí mi hijo amado”.

El Señor vestía una túnica blanca brocada en hilos de oro, al frente el escudo Mercedario, donada por el señor Ramiro Asturias Castro y que Jesús estrenara allá por el lejano año de 1995 en su procesión de Viernes Santo, todo esto era una mezcla de emociones, oraciones y súplicas, ese primer año me dieron un turno para cargar a Jesús por uno de los corredores, pero ya en el 2010 me tocó el turno que lo ingresaba de nuevo al templo y lo llevamos en hombros sobre esas pequeñas andas tan particulares de Jesús.

En esta ocasión el Señor de la Merced lucía la histórica túnica de Rafael Carrera, de color Fucsia con bordado de hilo de oro y canutillo, a mí me tocó el brazo que quedaba justo debajo de Jesús, verlo hacia arriba era observar todo el portento de escultura que es y no podías dejar de pensar en la grandeza de Dios al darle los dones del espíritu a aquel hombre que talló sobre la madera toda la belleza de este Cristo, quizá como fotógrafo, mi valoración es aún mayor, pero realmente su figura era imponente.

Señor de la Merced imponente
Así veía al Señor de la Merced al tomar el turno: imponente

Tomamos entonces el turno y lo llevamos hasta la puerta principal del templo, a los acordes de Camino al Gólgota, iba tratando de gozar lo más que pudiera ese turno tan especial, tratando de contener las lágrimas y a la vez suplicando porque el turno no acabara, de pronto escuché a una ancianita que le hablaba a Jesús, era casi imposible no ponerle atención… sus palabras si mal no recuerdo eran…

SEÑOR DE LA MERCED, 
¡ESCÚCHAME PADRE SANTO!
SEÑOR DE LOS PORTENTOS TE RUEGO ME SANES PADRE, DAME TIEMPO SEÑOR, DAME TIEMPO, PERMÍTEME PODER VERTE UN AÑO MÁS SEÑOR
SEÑOR DE TODOS LOS TIEMPOS…
TEN PIEDAD.

Esas palabras se me quedaron grabadas en la mente como cinceladas en la piedra, porque no podía imaginar por el sufrimiento que esta persona estaba pasando, luego de concluir mi turno quise ver hacia donde estaba y había escuchado a la señora y no la pude ver más, mi intención era acercarla al Señor de la Merced, para que ella sintiera que Jesús estaba con ella.

Así subí al Señor de la Merced a su camarín

Esa misma noche al concluir todo, nos llamaron a la sacristía, me dijeron Mario vamos a subir a Jesús a su altar, colócate acá atrás de Jesús y lo recibís sobre tu hombro, imagínense ese momento para mí, todas las emociones que sentía al poder tener el honor de ayudar a subirlo a su camarín, no podía más que dar gracias a Dios al ver su cabeza recostada sobre mi hombro izquierdo, a la vez que le iba sosteniendo el torso con todas mis fuerzas y de la peana, lo iban cargando Fernando Ixtacuy y Fernando Farfán sino estoy mal, y estoy seguro que ellos iban igual de emocionados que yo.

Llegamos al elevador que se encuentra a un costado del camarín de Jesús, que como una jugada del destino se descompuso y nos tocó subirlo por las graditas antiguas que suben por el lado derecho del retablo de Jesús, para nosotros era como un milagro lo que nos estaba pasando, mientras esto sucedía no podía dejar de pensar en dos cosas; la primera que el Dr. Zepeda alguna vez nos contó que cuando a él le tocaba subir a Jesús al anda, venían a su mente las palabras “DEL CORDERO INMOLADO DE DIOS” y por otro lado las palabras de la ancianita que por la tarde había escuchado.

Mientras con esfuerzo lográbamos subir un tramo más, entre el cansancio y la emoción de llevarlo sobre mi hombro, entre oraciones por mi familia, mi trabajo y mi esposa, también resonaba en mi mente aquellas palabras… SEÑOR DE LA MERCED, SEÑOR DE LOS PORTENTOS, SEÑOR DE TODOS LOS TIEMPOS.

Con motivo de esa ocasión, don Arturo repartía estampitas impresas del Señor de la Merced a la feligresía

Una de tantas anécdotas que quedará en mi mente y mi corazón y sobre todo se unen a los miles de anécdotas contadas a través del tiempo, por los devotos vivos y difuntos.

Que Jesús de la Merced bendiga grandemente sus vidas, que este domingo 4 de agosto, al verlo pasar por frente a sus casas o frente a ustedes puedan sentirse más cerca que nunca de nuestro amado Señor de la Merced, y pongan en sus manos su familia, su trabajo y sobre todo su vida, que sea Él que la guie y la proteja.

Dedico estas líneas a dos de mis seres más queridos que hace poco más de un mes partieron a la presencia de Nuestro Señor, mi abuelita Lila y mi Hermano menor… Danilo, Dios me regalo tantos años para disfrutar del cariño de mi abuelita, pero muy pocos para disfrutar del amor de mi hermano, Dios los tenga en su Santa Gloria y hayan podido conocer el verdadero rostro de Jesús.

Su atento servidor: Mario Cruz Álvarez Agosto del 2024.

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