(texto original de Carlos)
Desde siempre he sido recoleto, quizá porque mis padres decidieron bautizarme ahí, y al Señor de la reco era el único Santo Entierro en el cual participaba, y siempre defendí la posición de cargar solo en uno de los Santos Entierros.
Pero en el Año 2006 un amigo mio (mucho mayor que yo) por un viaje que realizo me regalo todos sus turnos de ese año, entre ellos incluido el turno 43 del Santo Entierro de Santo Domingo, yo pensé en regalarlo a alguien que si cargara ahí, pero algo en mi interior me decía que yo lo cargara. En ese entonces yo pasaba una situación difícil económica con mis estudios, así que llego el ansiado momento de llevarlo el hombros ese viernes santo, con túnica prestada que no era de mi talla, y luego de la oración que realizan los hermanos de Santo Domingo antes de cada turno, lo cual me pareció excepcional, ya que no se hacia en otras procesiones, mientras cargaba, le prometí al Señor que lo cargaría cada viernes santo, y que el me ayudara a poder continuar mis estudios.
Ese mismo año, por descuido de mi parte se me pasaron las fechas de inscripción, y no pude llevarlo en hombros el año siguiente, ese mismo año tuve que interrumpir mis estudios, por razones de salud, económicas y demás. Fue hasta el año 2010 luego de luchar por volver a estudiar, cada intento sin éxito, recordé aquella promesa que le había hecho al Cristo del Amor y que no había cumplido, cada vez que tenia oportunidad fui a su capilla y le pedí perdón por no haberle cumplido, y que dejaba mis estudios en sus manos, por mucho tiempo no lo entendí, pero en esa capilla mi amor por esa imagen fue creciendo, y una vez le pregunté ¿porqué no me dejaba estudiar? que me preocupaba mi futuro.
Hasta que un día, ya en el año 2012, salía como todos los viernes de la capilla del Cristo del Amor y escuché a través de la homilía que en ese momento se estaba realizando y escuché que el sacerdote dijo » no os preocupeis por el mañana, mirad a las aves del cielo no siembran ni cosechan, y el Señor les provee de alimento» , y luego en otra parte dijo » No se mueve la hoja del árbol, sin que el Señor lo permita»; ¡ese fue un mensaje para mi! volví a la capilla , le agradecí al Señor, y le dije que dejaba en sus manos mi vida y mis estudios; que cuando fuera su voluntad me perdonara, y me dejara llevarlo en hombros nuevamente.
Así fue, que ese mismo año, logré con enorme facilidad proveída por Él; adquirí mi turno para el viernes santo 2013 y ya llevo 3 años de llevarlo en hombros. Y claro, empece a estudiar.
(Los relatos son del autor quien la comparte a través de nuestro espacio de «Anécdotas», Cucurucho en Guatemala únicamente realiza los arreglos ortográficos respetando completamente el contexto y el sentido de la narración)