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El amor a mis señores de la Escuela de Cristo

Anécdota de: Denis Salazar.

Como olvidar la primera vez que los vi, en aquel lejano noviembre de 2014 ese día estaba trabajando en la Antigua, pero en mí había un sentimiento que me hacía sentir destrozado, solo y con problemas, yo no sabía que estaban en las calles impartiendo sus bendiciones.

Yo caminaba hacia el Parque, pensando que hacer, preocupado por encontrar una solución. Al llegar a la esquina del Parque del lado del Portal de las Panaderas veo a lo lejos un anda que se mecía lentamente a un costado de San José Catedral, decidí acercarme y llegaron a la esquina, entre una nube de incienso (que me transporta a la Semana Santa de ese año), a lo lejos te vi a ti, Señor y a tu Santísima Madre, desde ese momento me cautivaron, ver esa solemnidad con que hacías tu paso por Catedral a los acordes de la Marcha Fúnebre, fue ahí donde me enamoré, donde me sentí acogido, donde les pedí ayuda para saber llevar lo que me pasaba era esa primera vez donde estaban frente a mi y me llenaron de paz, vi como te alejabas lentamente y decidí preguntar a qué hora ingresarían a su templo. Fue ahí donde una persona me contestó a las 11:30pm.

Sin dudarlo planifiqué como poder llegar a verlos, sabía que a las 2 de la madrugada tenía que ir a donde me encontraba trabajando para desmontar el evento donde estaba y tenía que descansar, pero decidí comer algo y luego ver si puedo llegar; pasaron las horas y a las 11:15pm decidí caminar a su Templo con un paso rápido y angustiado pensando que no llegaría a verlos.

Caminaba por las calles esperanzado en que si llegaría afortunadamente los vi al final de la cuadra del Tanque de la Unión, iban atrasados ya calmado caminé para su Templo para lograr tener un lugar especial para verlos, fue así como llegué, los esperé y alrededor de la medianoche llegaron. Escucho la Granadera y me pongo de rodillas para agradecer la oportunidad de estar ahí presente, son descendidos al suelo para poder ingresar; y fue ahí donde los vi nuevamente a ti Señor, con un rostro de agonía, sufrimiento y tristeza y a ti Madre Santísima, con tu mirada fija en tu Hijo, con un rostro de dolor y lágrimas por amor a tu Hijo, fue entonces que sonó el timbre y fueron levantados ya dentro del Templo.

Sonaron los timbales, los músicos se prepararon y comenzaron a interpretar tu marcha Cruz Pesada, mis ojos derramaron un par de lágrimas, mi corazón se sentía en casa, olvidando mis problemas, lleno de paz fue ahí donde inició mi devoción y el amor a hacia ustedes mis Señores de la Escuela de Cristo, vi como a ti mi Señor te llevaron a tu urna de veneración a los acordes de la marcha fúnebre Dolor, Consuelo y Alegría.

Fue ahí donde les hice la promesa de el año próximo llevarlos en mis hombros en noviembre ya que en Viernes Santo compartía con mi bisabuela, pero fue en el 2014 donde entraron a mi corazón y siempre me han bendecido, es por eso que el amor hacia ustedes sigue creciendo mis señores de la Escuela de Cristo.

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