Por: Israel Santos
-Pan y Vino sobre el Altar-
El día: Viernes Santo. La fecha: 28 de marzo de 1986. El lugar: el magnífico Templo del Calvario. En la segunda mitad de la década de los años 80 y uno después de la modificación del recorrido y del primer arribo a Catedral Metropolitana, la Hermandad Cruzados de Cristo organizó la procesión del Santo Entierro del Cristo Yacente del Calvario bajo la misma tradicionalidad de años atrás.
Para dicha época, la fisonomía de la “Décimo octava calle” permanecía bajo el trazo original, contando ya con la descomunal construcción del colegio anexa a la Parroquia de los Remedios que modificó desfavorablemente su cincuentona apariencia.
La “18 calle” aún tenía dos vías que eran abarrotadas cada Viernes Santo para presenciar la salida asombrosa del anda procesional y del conjunto de pasos españoles desde las pequeñas gradas de granito, para ese tiempo, aun con su forma circular.
Me atrevería a resaltar, con base a la percepción que en ciertos círculos era usual escuchar, la aparente “carrera” con la que se realizó el adorno ese año. Y no era extraño escuchar, aun en el desarrollo mismo de las ceremonias de Crucifixión y Descendimiento sonidos de martillos y movimiento de personas para dar los últimos toques y acabados al adorno, quizás en el momento menos oportuno para hacerlo.
Posiblemente, el que nos ocupa y el del año siguiente fueron trabajos elaborados con bastante premura manifestada en el producto sacado a la calle. La alegoría de tipo eucarística, aunque bastante sencilla, logró un gran impacto por la claridad del mensaje y el tamaño masivo de sus elementos. Su disposición estaba compuesta de una gran plataforma gris, rodeada por doce candeleros, que sostenía un gigantesco juego de cáliz y patena soportando ambas una cruz de la que pendía un vaporoso paño que a su vez, servía de asiento a la Consagrada Imagen del Cristo Yacente cubierto tan sólo por un albo sudario. Posiblemente la demostración de un magnífico equilibrio, aunado al movimiento del paño contrastados ambos con la rigidez de la imagen del Sepultado generaban admiración por el buen trabajo de la hermandad.
Este decorado con una “escena unitaria” al centro, fue complementado por pequeños macetones de claveles al inicio y final del mueble. En la fotografía nocturna se observa el discurrir de la procesión con un candelero y un arreglo floral desarmados, posiblemente debido a que fueron asegurados de forma presurosa. Algo muy interesante, es resaltar el uso del tradicional capirote negro del Calvario hoy en vías de extinción ante el uso del famoso “capirote dominico”.
La transmisión de la salida de procesión se encuentra en el siguiente link que nos permite hoy ver a través de la tecnología la década que se fue para no volver: