El Divino Salvador de Mundo, patrono de la república salvadoreña tiene anécdotas muy especiales; esta que te compartimos sabemos que te gustará.
Esto sucedió la primera vez que salía la procesión del Divino Salvador del Mundo en la Parroquia Santa Catalina de Usulután; antes se realizaba pero se hacía en una comunidad. Todos estábamos muy emocionados de verlo procesionar por las calles de la ciudad. Con alegría vimos cómo se levantaba el anda; de las cuatro hermandades que asistimos todos andábamos incompletos por las ‘vacaciones’, pero siempre tuvimos ese ánimo de servir a la iglesia en su piedad popular.
Jóvenes, adultos, mujeres y hombres haciendo filas para su turno, el aroma a incienso se desbordaba por toda la cuadra, pero la sorpresa más grande se la iba a llevar alguien que no asistió a la procesión del Divino. Se llegaba a la última cuadra y el cansancio ya era evidente; el recorrido fue muy largo, en ese turno las cuatro hermandades lo hicieron juntas pero a pocos pasos de entrar, nos piden: háganlo lo más lento que puedan. Nosotros no entendíamos y nos preguntamos ¿porque?. Nadie nos supo decir, pero seguimos y estuvimos cerca de 30 minutos a unos 15 metros de distancia de la entrada. ‘Ya no podíamos’; el anda pesaba mucho.
Llegamos al atrio del templo y la sorpresa fue que no podíamos entrar porque aún no había terminado una boda; entonces el anda del Divino Salvador del Mundo tuvo que esperar hasta que saliera la novia.
¿Pero qué pasa? Dijo la novia; ¡Hay una procesión! le respondió una señora. Ella se asomó y se sorprendió al ver que el Divino la estaba esperando a su salida. ¡Que felicidad verlo en mi boda concluyó la novia!
