¡Un hermoso testimonio de una familia que pensó jamás volver a tener hijas!
(Texto original de Abel Pic)
«No era devoto de ninguna imagen en la Antigua Guatemala».
Iniciamos la cuaresma 2015 y mi esposa Fernanda empezaba con unos dolores de estómago; fuimos al ginecólogo, le diagnosticaron masas en su matriz y estaba totalmente desfigurado su vientre; el médico le pregunta «cuantos hijos tiene», porque la tenían que operar y quitarle la matriz, ya no ibamos a poder tener más hijas.
Pasaban los días y los dolores eran más fuertes, para ese entonces, yo me encontraba en varios trabajos que tenía que realizar para la procesión del señor Sepultado de nuestra parroquia, en mi pueblo; viajamos a la antigua un viernes de cuaresma, justo el día de la velación de Jesús de la caída; fuimos a San Barlomé Becerra.
Ese día al ver por primera vez la imagen de la caída tuve un encuentro personal con Él y rápidamente pregunté si habían turnos; me dijeron que todavía había un turno mixto, que era el turno 93, compre dos turnos, uno para mi hermano y el otro para mí.
Regresé a mi pueblo y le comento a mi esposa que este quinto domingo de cuaresma nos ibamos para la Antigua Guatemala.
Llegó el quinto domingo, encontramos la procesión cuando iba pasando por catedral por lo que seguimos el cortejo, ya para ese entonces el dolor en el vientre de mi esposa era muy fuerte, tuvimos que salirnos de la procesión y nos fuimos al hotel donde nos hospedamos, ella se quedó descansando y yo regresé al cortejo procesional porque cerca de la iglesia la Merced me tocaba cargar.
Al momento de casi cargar, mi esposa me llegó a encontrar; cargué junto a mi bebé de 3 años y medio; un turno inolvidable, mientras tenía el hombro en el anda le dije a mi hija «oremos para que Jesús sane a mamita, que le cure el dolor que tiene en su vientre», mi bebé cierra sus ojos y juntos empezamos a pedir por la sanación de mi esposa.
Terminando mi turno nos dirigimos hacia el cementerio para esperar el paso de la procesión, mi esposa me dijo «solo aquí llego, no aguanto el dolor, quiero llegar a la iglesia pero ya no aguanto«, se acercaba el cortejo cuando un soldado romano nos pide que nos moviéramos de donde estábamos parados, nosotros no sabíamos que el anda daba un giro de 360 grados frente al cementerio, así que no le hicimos caso, pensábamos que teníamos la mejor vista para ver el paso de la procesión.
Al llegar el anda, empezó a girar, la hermandad pide a todos los que estábamos ahí que por favor nos arrimáramos lo más que pudiéramos; así entre ese movimiento, mi esposa se queda entre la gente y yo solo le digo «subí a la banqueta», miro a los timoneles que pasan frente a mi esposa, apretándola a la pared; creí que iba a llorar por el dolor de su vientre pero me sorprendí que ella en ese momento reía y reía sin parar, la procesión dio todo su giro hasta que logré acercarme a ella; sin embargo, ella seguía riendo; obviamente le pregunto «te lastimaste«, y ella me responde «¡ja! me ‘apacharón’ y sentí cuando me destriparon el estomago«.
Así quedó el momento, vimos el paso de la Virgen María, dio su bendición en el cementerio y nos despedimos.
Camino al Hotel donde nos hospedamos, mi esposa me dice «mi estomago ya no me duele, se me quito el dolor«, al ver que mi esposa ya no podía seguir, opté nuevamente por retornar al cortejo; en un momento de meditación, le platiqué a Dios que seguro, por medio de Jesús de la Caída, en esa «apretazón» que sufrió, mi esposa ojalá le haya hecho el favor de sanación.
Al siguiente día le pregunto a mi esposa si le dolía el estómago, me contestó «no, yo creo que ayer me sané».
El primer lunes de pascua al ir con el ginecólogo nos dan la gran noticia: ¡Estábamos embarazados, íbamos a tener una bebé!. GRACIAS A DIOS, que por intercesión de JESÚS DE LA CAÍDA me hizo el milagro, y fue justo en la bendición frente al cementerio, porque considero que tocó el viente de mi esposa.
Lo que pides con Fe, seguro se te concederá, es una promesa que Cristo nos dejó en la tierra. ¡Cuenta tu anécdota, aquí la compartiremos para que sea también testimonio de conversión!