Iván Guzmán corresponsal de Cucurucho en El Salvador viajó a Roma como parte de la Comisión de las misioneras de La Caridad a ser parte de La Canonización de Madre Teresa de Calcuta y acá nos comparte su experiencia.
La emoción cada día se hacía más latente, un viaje que lo veníamos planeando con más de 100 días de anticipación había llegado. Eramos seis los enviados como Comisión de las Misioneras de la Caridad de Usulután, más los de San Salvador sumábamos la cantidad de quince, las personas de la comisión oficial de las Misioneras.
Estábamos tan emocionados por tan hermoso viaje a presenciar La Canonización de Madre Teresa de Calcuta. Llevamos pases de primera fila para tan alegre momento donde sería nombrada ‘Santa’ La fundadora de las Misioneras de la Caridad. La sorpresa llegó una noche antes de salir; nos llegó un correo que nos decía que en la catequesis íbamos a estar junto al Papa Francisco. ¡SI! Junto al Papa. Llevábamos una alegría inmensa al saber que los pases de las misioneras eran en primera fila pero la Providencia de Dios nos llevó a estar a la par del Papa.
¿Como pudo haber pasado? No lo sabemos pero Dios quería que estuviéramos cerca de Francisco, grato fue el momento de estar con él y ser con quien más tiempo hablo. Quince minutos aproximadamente; hablamos de Romero, del país y de sus visitas, del proyecto «Cucuruchos en El Salvador». Él se sorprendió por una representación del martirio de Monseñor Romero, nuestro Beato que con amor y cariño le llevábamos; la mando a guardar a su oficina junto a un paquete de estampas del beato que de igual manera le entregamos. Fue una experiencia especial para todos, el carisma del Papa nos envolvió, nos llenó de amor y hasta le dio tiempo para bromear. ¿Y cuando Romero? Y ¿Cuando a El Salvador? Respondió rápido a lo que le pregunto. Solo les digo: ¡Será pronto! Con fe en Dios será pronto.
Firmo mi bandera, me obsequio un regalo y hasta tiempo para la selfie hubo, el Papa Francisco con su humildad termino diciendo: Oren por mí. Recibimos su bendición apostólica, pudimos verlo unas cinco veces más en las actividades pos Canonización. Fue una bendición de Dios el presenciar tan alegre momento y de compartir con él.
