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Crónica de un inusual Sábado del Consuelo -la noticia-

Poporopoas_pinulito_septiembre

Gracias a la Fan Page “Recolección: ayer, hoy y siempre”, te trasladaremos a unos años atrás, justamente un día como hoy pero dentro de la Semana Santa, junto a Jesús del Consuelo y una fecha que jamás se borrará en la mente de los cucuruchos y devotas.

TERCERA PARTE:
Sucedió un triste sábado 12 de abril de 2003…

La silueta de Jesús pasó de prisa por el Templo de Santa Rosa, y la marcha Tinieblas ya no se interpretó pues el director decidió tocar marchas «de memoria» . Todos estaban desconcertados, nadie parecía saber que hacer.

Los devotos de Jesús del Consuelo trataban de llegar con premura a las esquinas para cubrir la ausencia de cargadores.

Los miembros de más edad de la hermandad continuaban su marcha extenuados y abatidos mientras los más jóvenes les acompañaban en su paso.

Santa Teresa fue la última iglesia que vio pasar el cortejo. Existía la presión de muchos para que la procesión ingresara a Santa Teresa. Todo se tornaba en un caos y la lluvia arreciaba.

Sin embargo el amor de los devotos y de los miembros de la hermandad fue tan grande, que a pesar de la tragedia sacaban fuerzas de flaquezas para continuar la marcha.

Se tomó la decisión de no pasar por Catedral y retornar de inmediato al templo. Agobiados por lo sucedido los recoletos buscaban de cualquier forma llevar la Nazareno a su Templo. La triste noticia era difundida por la radio, lo que llegó a oídos de los vecinos del barrio que bajo el agua salieron a encontrarlo a su llegada al templo.

Insólitamente cuando el reloj marco las 21:00 horas y la procesión estaba en el atrio, la lluvia cesó. Congojas, llantos y cansancio invadían a los presentes.

El interior del Templo estaba abarrotado y sus pisos llenos de agua. Lenta, candeciosa, y tristemente se dejó escuchar la Marcha oficial «JESÚS DEL CONSUELO» sonando más triste que nunca en la historia, pero repentinamente los aplausos rompieron la tristeza pues la alegría como bálsamo calmaba los corazones acongojados de los recoletos que finalmente celebraban la llegada de Jesús a su casa.

Aplausos de luto y llanto de un pueblo que entristecido pero a la vez satisfecho pues sus queridas imágenes después de lo sucedido bendecían a sus devotos que no los abandonaron aquel ya lejano e inusual Sábado del Consuelo.

Lee la primera parte de esta Crónica.

Lee la segunda parte de esta Crónica.

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