Desde los primeros meses del ya muy lejano 1987 se hace pública la noticia a nivel nacional de que una sencilla, modesta pero muy venerada imagen seria elevada a consagrada.
El pueblo católico tomo la noticia con mucha alegría ya que sería un acontecimiento magno para aquella aldea de Sacatepéquez.
Este actividad trascendental se llevaría a cabo gracias a muchas personas pero mayormente a la gestiones del párroco de aquel entonces el Pbro. Juan Carlos Córdova y a la tesonera labor de la hermandad de esos años, se dio a conocer también que la ceremonia la celebraría el muy querido vicario episcopal de Sacatepéquez Mons. José Ramiro Pellecer Samayoa .
Pasaron los meses y los preparativos para tan magna ceremonia se intensificaban al paso de los días, en el ambiente se sentía la alegría pero a la vez se respiraba ya el aroma de la bendita cuaresma Antigüeña la cual es muy especial en todo sentido de la palabra.
Y se llego el día tan esperado por su pueblo y sus devotos, era QUINTO DOMINGO DE CUARESMA la hermandad escogió a los cargadores más antiguos para que de la iglesia sacaran la andaría la cual portaba a Jesús Nazareno de la Caída el cual sería consagrado frente a sus devotos con mucha humildad pero sería un acto donde cualquier persona no importando quien fuera podría observar toda la ceremonia.
La agujas del reloj marcaron las diez treinta de la mañana la cual daba inicio la solemne eucaristía presidida por Monseñor José Ramiro Pellecer Samayoa acompañado por el obispo emérito de los altos, Monseñor Oscar Eduardo Urizar y el Pbro. Juan Carlos Córdova, la homilía termino y con esto se dio paso al solemne acto de consagración, para el inicio de este solmene acto se entono el himno “Veni Creator Espiritus” pidiendo que el espíritu santo llenara los corazones de los fieles e infundiera el fuego de su amor, monseñor subió por las escaleras improvisadas para este acontecimiento la cual lo llevaban frente a Jesús Nazareno de la Caída el cual acompañado del entonces vicepresidente de la hermandad Sebastián Chiroy con gran solemnidad procedió a ungir la cabeza, manos y pies de la venerada imagen donde serian colocadas las cruces de consagración.
Jesús Nazareno de la Caída lucia Regio y utilizaba la túnica llamada “La Francesa” la cual fue obsequiada por doña Lola Arzú de Cofiño allá por el año de 1958, también lucia un hermoso resplandor de plata con diamantes, rubís y un cordero en el centro el cual fue donado por el maestro orfebre Juan José Hernández, y así se realizo este humilde pero significativo acto quedando Consagrado nuestro amado Nazareno de la Caída, sirva esta pequeña reseña para que los devotos de Jesús de la Caída recuerden esta hermosa fecha con mucha fe y devoción e imploremos a él y su santísima madre para que como dice un dicho “eterna sea tu devoción, Eterna sea tu Procesión”
De corazón, un cucurucho de Jesús de la Caída….