La presencia de personajes históricos, no únicamente en el SantoEntierro del Calvario, sino en muchas procesiones no sólo de Guatemala sino del resto de mundo responde a un objetivo claramente descriptivo.
El sentido de integrar personas vestidas ( no disfrazadas) a la usanza de personajes históricamente vinculados a la historia de la salvación persigue dar una “catequesis viviente”.
Constituye de igual forma, el interés de hacer una narración de lo sucedido a través de un sentido casi teatral.
La inclusión de personajes históricos en el Santo Entierro del Calvario se registra a partir de la segunda década de los años 50, producto de la institución del acto de crucifixión y descendimiento de la Sagrada Imagen.
Por muchos años, la prensa documentó a través de la fotografía los momentos en que, frente a la mirada del Párroco de los Remedios, el grupo de palestinos procedía a desclavar y conducir con gran solemnidad la imagen del Cristo Yacente dentro del templo, en clara representación de los Santos Varones, José de Arimatea y Nicodemo.
Posterior a ello, eran miembros de la Hermandad Cruzados de Cristo los encargados de acomodar y asegurar a la imagen sobre el catafalco o dentro de la urna, según era el caso.
Hasta entrada la década de los años noventa dicho grupo era responsable de llevar al frente del anda la corona de espinas y los tres clavos sobre cojines generalmente de raso blanco. Por su parte, la Centuria Romana era la responsable de organizar el acto de la crucifixión.
Por desconocimiento o poca valoración de estos elementos distintivos del Calvario, este protocolo lastimosamente se extinguió en la procesión siendo actualmente la Junta Directiva de turno la encargada del descendimiento. Por su parte, miembros de la Centuria Romana portan ahora sobre almohadas los instrumentos del divino suplicio.