Venir a visitarte, me colma el alma de alegría inmensa, porque es venir a conversar con el Amigo, porque es venir y colmarse de luz, de pz y de un gozo que no me cabe en el alma.
Venir a visitarte, y postrarme a tus pies es para mí causa de inmensa honra, pues me siento más favorecido que si uno de los grandes de este mundo me concediera audiencia y me otorgara toda clase de favores. Y es natural que mi alma se dilate en ese gozo santo, al sentirme cerca de ti, Jesús Eucaristía, al experimentar que bondadosamente me amas y que te agrada que venga a visitarte.
¡Qué gozo! ¡Que alegría! ¡Que inmenso júbilo poder estar aquí en tu presencia! Jesús Eucaristía. Es el gozo de quien sabe que está junto a su Redentor, cerca de Aquel que todo lo puede, todo lo sabe y que desea curar nuestros males, aliviar nuestras heridas y derramar su consuelo divino en nuestros corazones.
Es un gozo que supera toda alegría humana, porque simplemente es el gozo de Dios, que se comunica con plenitud a nuestras almas. ¡Gracias, Jesús Eucaristía! Mil gracias por concederme esta alegría íntima y profunda de vivir estos momentos de oración cerca de Ti, bajo el influjo de tu amor misericordioso que nos ama, nos purifica y nos santifica.
Un momento cerca de ti, vale más que miles de años lejos de tu santificadora presencia. ¡Te amo, Jesús Eucaristía! Y gracias por permitirme vivir estos momentos cerca de ti. Amén.