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El rezo de las 7 estaciones de Corpus Christi: ¿Cómo se rezan y sus oraciones?

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Aquí te dejamos 3 ideas bonitas cuando Jesús Sacramentado pase cerca de ti, además la meditación de las 7 estaciones de Corpus Christi.

La fiesta de Corpus Christi se vive con mucha intensidad, la Fe y el Amor a Jesús Vivo se manifiesta en diferentes formas, desde altares que se elaboran con mucho amor, hasta las campanitas que acompañan el paso del Divino Redentor.

En tu Parroquia también hacen las estaciones de Corpus Christi, sólo está en que te animes a participar e involucrarte incluso en la organización de los lugares de «Descanso» en donde el Santísimo Sacramento es colocado para adorarle.

Gracias a Cucuruchos Viajeros y a la Parroquia San Miguel Arcángel de Taxisco en el departamento de Santa Rosa que nos compartieron unas oraciones que se realizan en las estaciones de Corpus Christi que ellos han realizado para la procesión y puedas rezar en las estaciones al Santísimo Sacramento.

Por si te animas, toma este material y compártelo a tu comunidad parroquial para que seas protagonista de esta hermosa y muy importante procesión:

Estaciones de Corpus Christi
Estaciones de Corpus Christi

Meditación de las 7 estaciones de Corpus Christi

MONICIÓN INICIAL (EN EL TEMPLO)

Hermanos, en el Año de la Misericordia, en las 7 estaciones de Corpus Christi que han sido preparados con mucho cariño para Jesús Sacramentado, vamos a reflexionar en las obras de misericordia corporales.

Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales.

El Papa francisco en este año de la misericordia nos dice: “Es mi vivo deseo que el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces adormecida ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina.

La predicación de Jesús nos presenta estas obras de misericordia para que podamos darnos cuenta si vivimos o no como discípulos suyos. Redescubramos las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos.

Y no olvidemos las obras de misericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos” “Las obras de misericordia son el corazón de nuestra fe”.  

Se cuenta que la Madre Teresa de Calcuta, cuando llegaban aspirantes a su congregación, las tomaba aparte les agarraba la mano  derecha se las extendía  y luego doblaba los cinco dedos uno a uno, diciendo a la vez con cada dedo una palabra: ¨A/ mí / me / lo / hiciste¨, las cinco palabras de Jesús: A MI ME LO HICISTE: Estas palabras y este pequeño gesto eran y son para las hermanas de Calcuta el gran remedio en la lucha interior contra la repugnancia y el rechazo en el servicio a los enfermos y moribundos. ¨

La predicación de Jesús nos presenta estas obras de misericordia para que podamos darnos cuenta si vivimos o no como discípulos suyos. Redescubramos las obras de misericordia corporales Las Obras de Misericordia son SERVICIO al prójimo, es FE EN ACCIÓN.

Primera estación de Corpus Christi

CANTO

PRESIDENTE: DAR DE COMER AL AMBRIENTO

Infinitamente sea alabado.

Padre Nuestro… Avemaría… Gloria…

Infinitamente sea alabado.

LECTOR I: DEL EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO “Al desembarcar vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: – Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer. Jesús les replicó: – No hace falta que vayan, denles ustedes de comer.

Ellos le dijeron: – No tenemos más que cinco panes y dos peces. Les dijo: -Tráiganmelos. Mandó a la gente que se recostara en la hierba, y tomando los cinco panes y los dos peces alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos, que se los repartieron… Comieron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños”.

LECTOR II: “tuve hambre, y me diste de comer” ¡Hay tantas personas necesitadas a nuestro lado! Hay que hacerse pan y pan partido, como hizo Jesucristo.

El pan es fraternidad y es vida. El pan partido y compartido es amor. Dice Jesús en el Evangelio que no sólo de pan vive el hombre sino de toda la Palaba que sale de sus labios, por tanto también hemos de dar de comer la Palabra de Dios. 

Decía la Madre Teresa  de Calcuta “Hay más hambre en el mundo por amor y por ser apreciado, que por pan”. “Algunas veces pensamos que la pobreza es sólo tener hambre, frío y no tener un lugar donde dormir. Pero la pobreza de no ser reconocido, amado y protegido, el no conocer y amar a Dios es la mayor de las pobrezas.

PRESIDENTE: Oh Jesús, tú que provees y alimentas a las aves del aire, provee y aliméntanos también a nosotros, que no sabemos ni sembrar, ni segar ni recoger. Bendícenos  y concédenos el pan diario  y dáselo también a los que no lo tienen. Amén

BENDICIÓN

Segunda estación de Corpus Christi

CANTO

PRESIDENTE: DAR DE BEBER AL SEDIENTO

 Infinitamente sea alabado.

Padre Nuestro… Avemaría… Gloria…

Infinitamente sea alabado.

LECTOR I: DEL EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN: En aquel tiempo llegó Jesús a una de ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la heredad que y Jacob dio a su hijo José. Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta.

Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: Dame de beber. Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice a la mujer samaritana: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana? (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.) Jesús le respondió: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: «Dame de beber», tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva.

Le dice la mujer: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados? Jesús le respondió: Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para viva eterna. Le dice la mujer: Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla.

 LECTOR II: “Tuve sed, y me diste de beber”. Cuantas veces experimentamos la sed de agua, pero en nuestros días, también se  puede tener sed de seguridad, de esperanza, de compañía, de amistad, de amor. 

Sed de  Dios. Saciemos la sed de Dios que hay en el mundo. Pero alguien puede hacer brotar en las entrañas una fuente de agua viva, gozosa, inagotable. Podemos ayudar a hacer posible el milagro del agua. Señor dame siempre de esa agua.

PRESIDENTE: “Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío; tiene sed de Dios, del Dios vivo” “Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua”.

 BENDICION

Tercera estación de Corpus Christi

CANTO

PRESIDENTE: VESTIR AL DESNUDO

Infinitamente sea alabado.

Padre Nuestro… Avemaría… Gloria…

Infinitamente sea alabado.

LECTOR I: DEL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS: En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan el Bautista: «Qué tenemos que hacer?» Y les contestaba: «El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga comida, compártala con el que no la tiene». Vinieron también a bautizarse algunos de los que recaudaban impuestos para Roma y le preguntaron: «Maestro, ¿qué tenemos que hacer?» El les respondió: «No exijan nada fuera de lo establecido». También los soldados le preguntaron: «¿Y nosotros qué tenemos que hacer?» Juan les contestó: «A nadie extorsionen, ni denuncien falsamente, y conténtense con su salario».

LECTOR II: Podemos y debemos compartir con los demás lo mejor que tenemos, esa ropa en buen estado que teneos guardada bien puede ser usada por alguna persona que no tiene ropa digna, sepamos desprendernos no dando sobras.

Hay otro tipo de vestiduras que  debemos poner: la vestidura del honor, del respeto, de la protección. Debemos cubrir la desnudez del prójimo con el manto de la caridad. Hay otro problema relacionado con esta obra de misericordia.

Hay algo mucho más grave que no vestir al desnudo; es el desnudar al vestido. “Si,  ha de ir al fuego eterno aquel a quien le diga: estuve desnudo y no me vestiste, ¿qué lugar tendrá en el fuego eterno aquel a quien le diga: estaba vestido y tú me desnudaste?” (San Agustín).

Cuidado con desnudar al hermano, con la crítica y difamación, desvistiéndole de su dignidad y buena fama.

PRESIDENTE: Señor, haz de mí un instrumento de tu paz!  Que allí donde haya odio, ponga yo amor;  donde haya ofensa, ponga yo perdón;  donde haya discordia, ponga yo unión;  donde haya error, ponga yo verdad;  donde haya duda, ponga yo fe;  donde haya desesperación, ponga yo esperanza;  donde haya tinieblas, ponga yo luz;  donde haya tristeza, ponga yo alegría.

¡Oh, Maestro!, que no busque yo tanto  ser consolado como consolar;  ser comprendido, como comprender;  ser amado, como amar.  Porque dando es como se recibe;  olvidando, como se encuentra;  perdonando, como se es perdonado;  muriendo, como se resucita a la vida eterna.

BENDICION

Cuarta estación de Corpus Christi

CANTO

PRESIDENTE: DAR POSADA AL PEREGRINO

Infinitamente sea alabado.

Padre Nuestro… Avemaría… Gloria…

Infinitamente sea alabado.

LECTOR I: DEL EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No acumulen ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho los destruyen, donde los ladrones perforan las paredes y se los roban. Más bien acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho los destruyen, ni hay ladrones que perforen las paredes y se los roben; porque donde está tu tesoro, ahí también está tu corazón.

LECTOR II: Dar posada al peregrino. Son muchos los peregrinos que llaman a nuestra puerta: mendigos, transeúntes, extranjeros, refugiados, drogadictos. Niños o adultos que piden una ayuda, personas que no tienen donde vivir, ancianos que necesitan ser escuchados… Toda una herida abierta, que exige soluciones no sólo personales sino estructurales.

Acojamos al que llama a la puerta de nuestra casa, pero no sólo materialmente sino cordialmente. Todo el que se acerca a nosotros es un peregrino, que a lo mejor sólo te pide una palabra, una sonrisa o una escucha.

PRESIDENTE: El Evangelio de san Lucas, narra diversos episodios con personas que recibieron al Jesús peregrino. Así, vemos el encuentro con Zaqueo: Baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa. Este se apresuró a bajar y le recibió con alegría. Al verlo, todos murmuraban “Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador”.

También contemplamos el episodio con Marta y María, hermanas de su amigo Lázaro. “Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra”. Cristo nos enseñó a ser peregrinos y, al mismo tiempo, nos invita a ser buenos anfitriones.  

La vida terrena es una peregrinación espiritual hacia la patria eterna porque “nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos como Salvador al Señor Jesucristo” (Flp, 3,20). Para acertar en nuestras acciones cotidianas, siempre nos ayuda recordar esta realidad: estoy de paso por este mundo.

A quienes viven con esta actitud de peregrinación espiritual, Cristo les dice “en la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, se los habría dicho; porque voy a prepararles un lugar. Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré y les tomaré conmigo, para que donde esté yo estén también ustedes” (Jn 14, 2-3). Por ello, el Señor será nuestro gran anfitrión en la eternidad.

BENDICION

Quinta estación de Corpus Christi

CANTO

PRESIDENTE: VISITAR A LOS ENFERMOS

Infinitamente sea alabado.

Padre Nuestro… Avemaría… Gloria…

Infinitamente sea alabado.

LECTOR I: DE LA CARTA DEL APOSTOL SANTIAGO. Hermanos míos: ¿Sufre alguno de ustedes? Que haga oración. ¿Está de buen humor? Que entone cantos al Señor. ¿Hay alguno enfermo? Que llame a los presbíteros de la Iglesia, para que oren por él y lo unjan con aceite, invocando al Señor. La oración hecha con fe le dará la salud al enfermo y el Señor hará que se levante; y si tiene pecados, se le perdonarán.

LECTOR II: Visitar a los enfermos. Hay muchas clases de enfermedades y de enfermos. Los enfermos no están sólo en los hospitales; los hay también en casa, en el trabajo y en la calle. Una visita o un llamada telefónica pueden llevar alegría y esperanza al enfermo. 

Allí donde hay sufrimiento, allí está Cristo. Y en los enfermos está el Señor, esperándonos a que vayamos a visitarlo y a consolarlo. Porque debemos saber que quien está enfermo, muchas veces está desmoralizado y es muy sensible al amor o a la indiferencia de los hombres. Porque quien ha caído enfermo, a veces se siente castigado por Dios, y el demonio le susurra pensamientos de desesperación y tristeza.

Es bueno, entonces, que vayamos a visitarlo y a llevarle esperanza, a que le transmitamos que Dios lo ama y que no es un castigo de Dios su enfermedad, sino que más bien es un hacerse corredentor con Cristo, llevando una partecita de la Cruz de Cristo, para colaborar con la obra redentora del Señor. Cuántas conversiones se han dado en un enfermo que recibe la visita amorosa de un familiar, de un amigo o de un desconocido que tiene piedad de él. No dejemos de invitar a los enfermos a la confesión y que reciban la unión de los enfermos y la sagrada comunión.

PRESIDENTE: Señor Jesús,  te pedimos por los enfermos. Tú lo puedes todo; te pido humildemente que les devuelvas la salud. Pero, sin son otros tus designios, te pido les concedas la gracia de sobrellevar cristianamente su enfermedad.

En los caminos de Palestina tratabas a los enfermos con tal delicadeza que todos venía a ti, dame esa misma dulzura, ese tacto que es tan difícil de tener cuando se está sano. Que yo sepa dominar mi nerviosismo para no agobiarle, que sepa sacrificar una parte de mis ocupaciones para acompañarles, si es su deseo.

Yo estoy lleno de vida, Señor, y te doy gracias por ello. Pero haz que el sufrimiento de los demás me santifique, formándome en la abnegación y en la caridad. Amén

BENDICION

Sexta estación de Corpus Christi

CANTO

PRESIDENTE: VISITAR A LOS PRESOS

Infinitamente sea alabado.

Padre Nuestro… Avemaría… Gloria…

Infinitamente sea alabado.

LECTOR I: DEL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS: En aquel tiempo fue Jesús a Nazaret, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor. Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó.

En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en Él.

LECTOR II: Estuve preso y fuiste a visitarme. Algunos de los que están en la cárcel son inocentes, debemos tener misericordia con los encarcelados, ya que ellos están pagando lo que deben a la justicia, y tienen necesidad de sentirse queridos y perdonados por Dios, porque muchos de ellos han perdido la esperanza. Pensemos qué nos gustaría que hicieran con nosotros si fuéramos nosotros los que estuviéramos presos, y actuemos de la misma manera que quisiéramos ser tratados.

Si tenemos algún familiar o amigo preso, no dejemos de ir a visitarlo para confortarlo y darle ánimos y esperanza, para recordarle que Dios lo ama y que le da tiempo para enmendarse, recapacitar y convertirse y santificarse.

Recordemos que no sabemos cómo son las vueltas de la vida y del destino, y tal vez nosotros, por error o merecidamente, algún día también caigamos entre rejas. Seamos misericordiosos con los que están privados de la libertad, porque veremos muchos santos en el Cielo, que en la tierra estuvieron presos en cárceles. Recordemos el caso del Buen Ladrón y sepamos que cualquiera que tenga buena voluntad puede redimirse.

LECTOR II: Señor Jesús, te pedimos por todos los encarcelados en el mundo entero para que nos enseñes  a ser misericordiosos con ellos y reconocer sus necesidades de comprensión y amor; también te  pedimos  por quienes son condenados a causa del Evangelio y por nosotros, que hemos recibido la fe, para que vivamos la libertad de ser hijos tuyos.

BENDICION

Séptima estación de Corpus Christi

CANTO

PRESIDENTE: ENTERRAR A LOS MUERTOS

LECTOR I: DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS. En aquel tiempo iba Jesús de camino a una ciudad llamada Naím, e iban con él sus discípulos y una gran muchedumbre. Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda, a la que acompañaba mucha gente de la ciudad.

Al verla el Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: No llores. Y, acercándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se pararon, y él dijo: Joven, a ti te digo: Levántate. El muerto se incorporó y se puso a hablar, y él se lo dio a su madre.

LECTOR II: Enterrar a los muertos. Podemos pensar que de esto ya se encargan las funerarias. Nosotros debemos envolver a los difuntos en la oración esperanzada, en el amor y el agradecimiento. Nosotros hemos de pedir perdón por los errores que hayan podido cometer los difuntos. La muerte de un ser querido deja casi siempre heridas sangrantes.

Es una obra de misericordia estar cerca de los que sufren por estas muertes. Cuando damos el pésame o “acompañamos en el sentimiento”, que no sea una rutina o una palabra vacía.  

El cuerpo humano es sagrado, porque es templo del Espíritu Santo, y aunque la persona no esté en gracia de Dios, igual tiene un alma que fue creada por Dios y es como una partecita de Dios, por eso hay que tener respeto por el cuerpo de los difuntos y darle cristiana sepultura, porque ha sido habitado por un alma.

Recordemos que en el Antiguo Testamento, el padre de Tobías, tenía la piadosa costumbre de enterrar a los muertos, y Dios aceptó estas obras de misericordia y lo bendijo con la compañía del Arcángel Rafael.

PRESIDENTE: ¡Oh Dios! Nuestro Creador y Redentor, con tu poder Cristo conquistó la muerte y volvió a Ti glorioso. Que todos tus hijos que nos han precedido en la fe.

Participen de su victoria y disfruten para siempre de la visión de tu gloria donde Cristo vive y reina contigo y el Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. Amén. Dales, Señor, el descanso eterno. Brille para ellos la luz perpetua. Descansen en paz.  Amén.

BENDICIÓN

Estación al Santísimo Sacramento
Oración frente a una de las estaciones de Corpus Christi.
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