Las consagraciones de imágenes sagradas ocupan un lugar especial en el ideario de la piedad popular en Guatemala. Hablaremos sobre las consagraciones de Señor Sepultado.
Aquí encontrarás:
Bien lo resaltó en sus publicaciones diarias el profesor sevillano Jesús Romanov Alfonso al indicar que
“Existe un ritual propio de la iglesia de Guatemala que podríamos calificar como el análogo en Cristo a las Coronaciones Canónicas en la Virgen (en España); las Consagraciones.
Su concesión es potestad del ordinario del lugar. En la misma a una imagen de Jesús de gran devoción se le unge con el Santo Crisma la frente, el pecho, las manos y los pies, quedando como testigo unas cruces de oro incrustadas en la talla.
En todo caso, las Consagraciones tienen como objeto reconocer la realeza de Cristo tomando como referencia el momento en el que el profeta Samuel unge al Rey David, antepasado de Jesús.
Este hecho continuó en los posteriores Reyes de Israel y posteriormente en las monarquías cristianas europeas como Francia, Inglaterra o Rusia. Sea como fuere en la actualidad se sigue practicando en este país hermano con gran pompa y en el medio de un ambiente de enorme piedad a la vez que festivo”.
Las consagraciones de imágenes deben entenderse, no como un grado superlativo de veneración”. El Catecismo de la Iglesia Católica en el número 2,132 indica que “el honor dado a una imagen se remonta al modelo original (..) el honor tributado a las imágenes sagradas es una “veneración respetuosa”, no una adoración, que sólo corresponde a Dios”.
“Nuestra imagen es la última vez que saldrá como “venerada” pues ahora será “consagrada” expresó recientemente el encargado del culto de imagen de pasión”. ¡Craso error!, las imágenes consagradas o no siguen siendo veneradas como referencia al modelo original que es Cristo, María o algunos de los santos proclamados por la Iglesia.
El desmedido amor y fervor que las imágenes han despertado en el corazón de los católicos guatemaltecos ha motivado a expresar de forma tangible y ritual su devoción a ellas.
Sin embargo, es curioso que en la época colonial se conozca de pocas imágenes que fueron consagradas tales como Jesús Nazareno de la Merced, la Virgen de Dolores del Manchén y Nuestra Señora del Rosario en Quetzaltenango.
No obstante, el siglo XX y principalmente su segunda mitad, consolidó, popularizó y principalmente aceleró la realización de este tipo de ceremonias que han recibido el beneplácito y autorización de las autoridades eclesiásticas.
Pensemos que desde la última consagración registrada en 1,917 hasta 1,956 transcurrieron casi 40 años sin alguna otra registrada y aun así, nuevamente otro paréntesis de 17 años se cerró hasta la realizada en 1,973.
Si bien es cierto, las primeras cuatro consagraciones de imágenes cristíferas corresponden a aquellas que representan a Jesús cargando la cruz a cuestas siendo ellas, Jesús Nazareno de la Merced, Jesús de Candelaria, Jesús del consuelo y Jesús Nazareno del Rescate; la práctica de replicar este rito a imágenes de Cristo Yacente era prácticamente inexistente.
Siendo el tema tan amplio, abordaremos en esta ocasión las primeras cinco consagraciones de imágenes del Señor Sepultado registradas en nuestro país.
Las consagraciones de Señor Sepultado son:
Primera consagración, Señor Sepultado de Santo Domingo
La antigüedad y raigambre de la antigua procesión del Santo Entierro de la orden de predicadores, su importancia indiscutible en el ideario de la Semana Santa del país y su gran caudal devocional fueron motivos suficientes para solicitar la consagración del Señor Sepultado de Santo Domingo.
El primer domingo de cuaresma, 11 de marzo de 1,973 la venerada imagen salía procesionalmente del templo de Santo Domingo llevado en hombros sin su tradicional urna sobre el anda incrustada conocida como “de Valenzuela”.
El rito fue realizado en el atrio de la Santa Iglesia Catedral por el arzobispo Metropolitano, Mario Cardenal Casariego y Acevedo. Al concluir la ceremonia, se reanudó la procesión que recorrió gran cantidad de calles, avenidas y templos católicos de la zona 1 de la ciudad en medio de grandes y entusiastas recibimientos.
Segunda consagración, Señor Sepultado de la Escuela de Cristo
Seis años después, Monseñor Mario Cardenal Casariego y Acevedo ungía por segunda ocasión a una imagen de Cristo Yacente.
La fecha no deja de sorprender pues hoy en día se consideraría como “antilitúrgica” y “fuera de época”. Las fiestas de la Inmaculada Concepción fueron marco del ritual realizado el domingo 9 de diciembre de 1,979.
Al finalizar el acto, la imagen del Señor Sepultado fue llevado en procesión dentro de su tradicional urna recorriendo la Calle de los Pasos, Templo de San Francisco El Grande, Real Palacio, Portal de las Panaderas, Palacio del Ayuntamiento, San José Catedral, entre otros templos. En el presente año, se celebrarán los 45 años de consagración dentro del gran “Año Magno” proclamado por la Hermandad de la Escuela de Cristo.
Tercera consagración, Señor Sepultado de San José Catedral, Antigua Guatemala
El 30 de enero de 1,982, a menos de un mes del Miércoles de Ceniza de ese año, el Señor arzobispo Mario Cardenal Casariego y Acevedo ungía su tercera y última imagen de Cristo yacente y segunda en Antigua Guatemala.
Es una de las consagraciones más paradójicas pues, a pesar de que no contaba con una devoción de gran magnitud o una procesión de Semana Santa; la imagen reunía, a criterio de los postulantes, todos los méritos para ser ungida en acto de consagración.
Como dato interesante, el día siguiente a la ceremonia, la imagen de Jesús Sepultado salió en procesión, siendo este el primer cortejo procesional de la Consagrada Imagen de Jesús Sepultado de San José Catedral en toda su historia.
Cuarta consagración, Señor Sepultado de San Felipe, Antigua Guatemala
La consagración del Señor Sepultado de San Felipe marcó el inicio de las realizadas por el recordado arzobispo Próspero Penados Del Barrio, quien recientemente había sido consagrado como arzobispo metropolitano en 1,984.
El jueves 8 de mayo de 1,986, Solemnidad de la Ascensión del Señor, el Obispo se trasladó hasta el Santuario del Apóstol de San Felipe para ungir con óleos la frente, manos y pies de la imagen yacente.
Quinta consagración, Santo Cristo Yacente del Templo de El Calvario
La segunda consagración realizada por Monseñor Próspero Penados Del Barrio, tercera de la década de los años ochenta y primera de dos imágenes en la misma ceremonia fue la de las imágenes del Santo Cristo Yacente y la Santísima Virgen de Dolores del Templo del Calvario.
Esta consagración marcó una nueva era, en primer lugar, por haber sido la primera transmitida en directo por más de 3 horas a través de la televisión nacional.
De igual forma, la logística ejecutada sorprendió a muchos por la forma en que ambas imágenes entraron al presbiterio de la Catedral Metropolitana, siendo portadas en dos pequeñas andas desmontadas previamente.
Esta consagración de una imagen de Cristo Yacente fue la segunda realizada en la Ciudad de Guatemala, dieciséis años después de la del Señor Sepultado de Santo Domingo.
Curiosamente, en la década de 1,990 ninguna imagen de Cristo Yacente fue consagrada, al menos en la Ciudad de Guatemala y Antigua Guatemala, sino que fue una década dedicada en gran parte a ungir imágenes de la Santísima Virgen de Soledad junto a Jesús Nazareno de los Milagros, Nuestra Señora del Socorro, Nuestra Señora del Rosario de la parroquia de Santo Domingo y la Inmaculada Concepción de Catedral Metropolitana, entre otras.
La excepción se produjo en la ciudad de Quetzaltenango con la consagración del Señor Sepultado de San Nicolás el 5 de julio de 1992.
La década de los años 2,000 reanudó consagraciones de Cristo Yacente tales fueron los casos del Señor Sepultado de Santa Catalina y el Cristo de la Penitencia del Templo de San Francisco.
La historia se reanudó en el año 2,013 con la consagración del Señor Sepultado del Templo de la Recolección siendo hasta el momento la última realizada dentro de las de su género.